CONFLICTO

Los vecinos impiden decir misa al cura de Punxín

Los feligreses alegan que no dejaron entrar al párroco a la Iglesia porque rehusó escuchar sus pretensiones

Vecinos de las parroquias de Punxín y Freás impidieron ayer al cura entrar en la iglesia para oficiar la misa del domingo. El párroco, alegan los feligreses, se negó a atender sus quejas, y por ese motivo no se celebró la Eucaristía. A las 12,30 horas de ayer se concentraba un grupo de feligreses en el atrio para recibir al sacerdote y exponerle sus reclamaciones. Sin embargo, Jesús Conde contestó que él sólo había ido hasta allí para decir misa, pero cuando intentó acceder a la iglesia seis vecinos se colocaron en la puerta impidiéndole el paso.

Finalmente, en un momento de fuerte tensión, el sacristán Jhonatan Veiga le entregó las llaves de la iglesia, comunicando al sacerdote que no volvería a entrar mientras estuviese él como párroco, algo que corroboraron los demás feligreses presentes.

Los vecinos presentarán hoy o mañana un escrito en el Obispado en el que se recogen las quejas contra Jesús Conde y las firmas que se recogieron entre los participantes en la concentración. Acusan al cura de falta de puntualidad, de negarse a celebrar los aniversarios de los difuntos, de falta de respeto a los feligreses, en especial hacia las mujeres y jóvenes, también de injurias y ofensas, además de la manipulación indebida de la cartilla de ahorros de la parroquia. En ese sentido, apuntaba el sacristán que se había acordado que figurase en dicha cartilla el nombre de tres feligreses además del sacerdote, pero que "cuando quisimos pagar los gastos de la fiesta, sólo estaba a su nombre y en el Obispado nos dijeron que era una competencia del sacerdote".

Otras quejas tienen que ver con el supuesto desprecio por parte del cura a la ofrenda que se hizo durante la fiesta de San Wintila, y también afirman que obliga a las familias de los difuntos a ir a recogerlo a su casa para el funeral, además de negarse a oficiar la misa el domingo en Freás. El malestar ha llegado al punto de que algunos feligreses acuden a la parroquia de San Cibraro desde que Jesús Conde se hizo cargo de las de Punxín y Freás hace tres meses. Ahora, aseguran que no le permitirán acceder a la iglesia y que esperan que el Obispado lo traslade para recuperar la normalidad. "En caso de que necesitemos un sacerdote por el motivo que sea, llamaremos a otro", indican.

Fuentes del Obispado confirmaron ayer que la institución no se pronunciará sobre el conflicto.

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