El Balneario de Laias acogió las sesiones de trabajo y actividades que desarrolló ayer la Fundación San Rosendo, entre las que destacó la entrega de medallas y homenaje a 13 empleados que se jubilan
La Fundación San Rosendo celebró ayer en el Balneario de Laias (Cenlle) la festividad de su patrón con la asistencia de 800 personas, entre directores de centros, trabajadores y demás equipos profesionales, junto con el obispo, Monseñor Leonardo Lemos, entre otros invitados. A lo largo del día se desarrollaron sesiones de trabajo y también actividades de ocio, como la cena homenaje en la que se entregaron las medallas de la Fundación San Rosendo a los 13 empleados que se jubilan, de distintas residencias de Ourense y Pontevedra, como premio a su trayectoria.
La fundación cuenta en la actualidad con 67 centros y un cuadro de personal de 1.500 trabajadores. Dispone de 3.500 plazas de las que sólo el 30% son concertadas y el nivel de ocupación de toda la red se sitúa en el 97%.
En el transcurso de las sesiones de trabajo se pusieron sobre la mesa varios objetivos para este 2014, entre otros, el incremento de la especialización en los cuidados a personas mayores, que cada vez ingresan con una dependencia más elevada; además de trabajar en la ampliación del sistema de gestión de calidad a los 67 centros que dirige, después de ser la primera institución de Galicia en certificar la calidad de la asistencia que presta a mayores y personas con discapacidad, mediante el reconocimiento europeo ISO. En esa línea, la Fundación aspira en estos momentos a la obtención de la certificación para la residencia Divino Maestro y en los centros de menos de 100 plazas. También, hay que destacar la entrada en funcionamiento de nuevos centros previstos en A Cañiza y en Lobeira, a los que se sumará el que se construye en Vigo.
Entre los 13 empleados que recibieron el homenaje estaba Manuel Novoa Gómez, que se encargó de la residencia de discapacitados de Santa Cruz durante 31 años. "En nuestro trabajo te relacionas con 70 personas, y acabas viviendo la vida de esas personas porque compartes sus alegrías y sus preocupaciones", declaró. Para él, "es un trabajo que engancha porque estás ayudando a personas que te necesitan y acabas enganchándote a sus vidas".
