OBRAS

El puente de Castrelo recobrará esplendor tras 20 años cerrado

photo_camera Antiguo puente de Castrelo de Miño, que comunica este municipio con Ribadavia.

La construcción está declarada como patrimonio histórico y fue clausurada en el año 2008

La rehabilitación del puente de Castrelo de Miño, construido en los albores del pasado siglo XX (1906) será inminente, una vez que la Axencia Galega de Infraestructuras ha resuelto la adjudicación de las obras. Concretamente, será la empresa Misturas, Obras y Proyectos la que se encargue de ejecutar el proyecto de recuperación de la estructura que salva el río Miño para comunicar los municipios de Ribadavia y Castrelo.

Los trabajos, que se prolongarán durante seis meses, comenzarán tan pronto como reciban el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que, según apuntaron fuentes de la Consellería de Infraestructuras e Vivenda, llegará en próximos días. La inversión prevista por este departamento autonómico es superior a los 580.000 euros, y el plan de reforma contempla una actuación tanto en la estructura metálica como en las bóvedas de piedra y en la carretera de acceso al puente.

Las obras incluyen la pavimentación del firme, una mejora del drenaje, la limpieza con chorro de agua a presión y protección anticorrosiva para el metal, la reconstrucción de los petriles y la colocación de una barandilla para permitir el paseo de peatones con seguridad.


Una quiebra lo cerró al tráfico


Este puente está catalogado como patrimonio histórico del municipio de Castrelo, y está cerrado al tráfico peatonal y automovilístico desde 2008, coincidiendo con la quiebra de la empresa que, desde dos años atrás, había iniciado trabajos de restauración al amparo de la Xunta y coincidiendo con el centenario de su construcción.


Elemento singular de la represión en la Guerra Civil 


El alcalde de Castrelo de Miño, Xurxo Rodríguez, manifestaba ayer su satisfacción por la adjudicación del proyecto,"xa que viñamos reclamando dende hai dez anos á Xunta que invertise o diñeiro pendente na recuperación da ponte". Una construcción que se convirtió, desde 1936, en un elemento singular de la represión franquista, al ser utilizado para lanzar al río Miño a los detenidos del bando republicano.

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