O RIBEIRO

El Teatro Coliseo Avia

La decoración y el telón tenían sus correspondientes cuerdas y el tornavoz en perfecto estado (…) solamente las puertas que deben abrirse hacia afuera, necesitan ser cambiadas, según rezaba el inventario de 1886.

Entre los numerosos usos que tuvo tras la Desamortización el convento ribadaviense de Santo Domingo, figura un teatro estable y fijo. Dicho coliseo creado en 1852 por iniciativa del juez Felipe Viñas, tenía 185 butacas en platea, 77 en el paraíso, junto con 10 bancos de madera de pino con sus pies de castaño, resultando un aforo de 300 localidades. Con el nombre de Avia y ubicado en el ala norte del claustro, era propiedad del concejo y su iluminación consistía en 13 quinqués de brazo con sus correspondientes bombas con sus tubos nuevos y 15 quinqués de reverbero, contaba también con un portiere de lona nueva, ocho cortinillas encarnadas de coco nuevas, seis bancos para la música y 5 atriles de hierro.

La decoración y el telón tenían sus correspondientes cuerdas y el tornavoz en perfecto estado (…) solamente las puertas que deben abrirse hacia afuera, necesitan ser cambiadas, según rezaba el inventario de 1886.

Con anterioridad el ayuntamiento había adjudicado (1870) en pública subasta el arrendamiento del teatro durante diez años, al vecino Antonio Conde y antes de concluir dicho contrato sabemos por El Heraldo Gallego (1879) que en las fiestas del Portal nos visitó la Compañía Infantil que dirige el inminente actor Luis Blanc, tan celebrada en las principales poblaciones de España, donde ha actuado, dio su primera representación en el teatro de esta villa, después de la cual tuvo lugar en los salones de la casa consistorial el primero de los brillantes bailes de sociedad. 
También se subieron a nuestro escenario en sucesivas temporadas la “troupe” del sr. Sepúlveda, la Compañía Dramática del sr. Larripa (1894) y el Cuadro Cómico Lírico del sr. Nicuesa (1895) actuando todas estas noches ante un público numerosísimo y escogido.

El local por sus condiciones acústicas fue también un magnífico auditorio, donde las bandas locales ofrecían sus petadísimos conciertos y los orfeones  El Eco del Avia, y La Sirena del Avia, de Ribadavia y Beade respectivamente, rivalizaban con sus melodías ante una entregada concurrencia. En la última década del s. XIX figura el industrial d. Paulino Abraldes como director del Coliseo, y comienza la pasada centuria abonando la alcaldía 200´12 pts. a Víctor Lorenzo por el arreglo y tapizado de las butacas del teatro.

El Avia Ilustrado (1902) nos informa de la atractiva cartelera de las fiestas del san Pedro: Hermoso juguete de Javier de Burgos, “El novio de doña Inés” y ¡el einematógrafo, prodigioso invento del siglo XIX! fue uno de los grandes reclamos de la sala, donde recalaron con sus proyecciones las empresas  Fraga, Rodríguez y Vázquez.

Junto a las compañías profesionales que venían de gira, existía entonces un grupo local de aficionados que cuando la ocasión lo demandaba, se movía hábilmente entre bambalinas. Nuestros semanarios (1911) nos dan cuenta de las funciones que en el teatro a beneficio de las fiestas representan los jóvenes J.Meruéndano, Bobillo y Pepe Pardo. Avaloró la velada una rondalla dirigida por el inteligente Emilio Pousa con la cooperación de hábiles guitarristas de Beade que interpretaron con gusto y afinación y maestría delicadas piezas.

El periódico El Ribadaviense (1924) notifica: El teatro municipal de Santo Domingo se cede por 300 pts. anuales de alquiler a Gusano y Cardeñosa, quien figura como arrendatario pero no como empresario. Las giras teatrales, las funciones pro-damnificados, las sesiones cinematográficas, la entrega de premios a los mejores alumnos y los exquisitos recitales, se sucedieron en el coliseo Avia con la asistencia de un público entregado, que premiaba dichos espectáculos puesto en pie y con una clamorosa ovación. Tras ochenta años de programación ininterrumpida, diversos problemas de mantenimiento obligaron a su cierre y en 1932 bajó definitivamente el telón.

La fotografía que a modo de cartel publicitario ilustra esta crónica, nos habla de la cuidada puesta en escena de la que, según las críticas, hacían gala los cómicos locales. Ignorando la obra representada en esta ocasión, pero reconociendo a tres de los retratados identificamos al héroe, al que imaginamos herido, como Alejandro Meruéndano, las solícitas enfermeras que lo flanquean son su hermana Pastora y Rita Pardo, del resto de las actrices desconocemos su nombre, pero todos debieron esmerarse en la interpretación de las hazañas bélicas, pues la solemne Alegoría, cubre de gloria al grupo de actores ribadavienses.  

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