INVESTIGACIÓN

Las uvas de maduración lenta mejorarán el vino en el futuro

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photo_camera Una investigadora observa unas muestras, en el laboratorio de Evega.

Investigadores de la Evega seleccionan fermentos que mitigarán los efectos del cambio climático

La selección de determinadas variedades autóctonas de uvas y de cierto tipo de fermentos vínicos son recomendables para poder afrontar las consecuencias del cambio climático en los procesos de producción para conseguir un vino de calidad en un futuro inmediato. Al respecto, investigadores de la Estación de Vitivinicultural e Enoloxía de Galicia (Evega), con sede en la localidad de Leiro, desarrollaron el proyecto "Diversidad de levaduras y de variedades de vid para la adaptación al cambio climático en vitivinicultura", con el apoyo da Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica.

Un cambio climático que interviene en el proceso de maduración de la uva, produciendo, por un lado, un aumento de la concentración de azúcar y, por otro, una reducción de la acidez en el mosto que influye directamente en su fermentación y, finalmente, en las características del vino. "Utilizamos datos dos estudos realizados sobre variedades de vides conservadas na Estación, avaliando o ciclo fenolóxico e o potencial enolóxico das distintas castes, co obxectivo de observar as variacións derivadas do cambio climático", señala Pilar Blanco, responsable de Viticultura de la Evega.

Así, los investigadores descubrieron que variedades de maduración lenta y alta acidez como la uva loureira, entre las blancas, o las uvas tintas caíño longo y tinto, y también la sousón son recomendables con el nuevo panorama climático. También variedades de maduración rápida pero de gran acidez como la albariño y el caíño blanco, "nas que o incremento da temperatura fai disminuir a acidez e permite a elaboración de viños máis equilibrados", apunta Pilar Blanco.

Unas variedades cuya producción actual en la Denominación de Origen Ribeiro es desigual, y en las que destaca el sousón, con un porcentaje del 22%, muy por encima de las caíño longo y tinto, con un 9% y un 7%, respectivamente, mientras el albariño y la loureira aparecen con un 2% y un 4% en los vinos embotellados.

Por otra, parte los investigadores también seleccionaron 14 fermentos para comprobar su comportamiento en laboratorio, resultando que dos de ellos, Metschnikowia fruticola Mf278 y Lachancea termotolerans Lt93 destacaron en su reducción del grado alcohólico y aumento de la acidez del vino, de modo que su uso también mitiga los efectos del cambio climático.

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