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Jeannette Muñoz: "Trabajo con proyectos en el tiempo"

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photo_camera La directora de cine, Jeannete Muñoz. (BELAY)

La directora, protagonista de uno de los Focos, presenta mañana su libro "El paisaje como un mar"

Jeannette Muñoz, cineasta chilena afincada en la actualidad en Zurich, protagoniza una de las tres retrospectivas que ofrece el OUFF. Entre sus trabajos más destacados, proyectados en el Festival, se encuentra la serie "Envíos", colección de cartas fílmicas sin retorno. Mañana presentará su libro "El paisaje como un mar", en el Café Pop& Torgal.

¿Le molesta que su cine lleve el apellido de experimental?

No estoy en contra, porque es un término que ya se ha popularizado. Aunque a lo mejor habría que hacer más diferencias entre lo qué es un experimento y una investigación cinematográfica. Puede llamarse cine de vanguardia o experimental. En mi caso no es tanto experimental, pienso, porque si vamos al término, yo no experimento mucho con la materia, aunque en el sentido del contenido, sí se podría aplicar. 

Si no se experimenta, ¿es arte?

 Por supuesto que sí. Hay muchos cineastas que en realidad son artistas de formación, no cineastas. En mi caso, soy una cineasta de formación artística. Hice mucha fotografía, por eso pienso que aunque el cine experimental es un campo gris entre el cine y el arte, ahora la frontera se difumina y lo que vemos como cine experimental es, en el fondo, es cine artístico, cine personal, más autónomo.

¿El público está preparado para ese cine no comercial? 

Mira, tengo una opinión bien radical en ese sentido. Hace poco tuve una conversación con una persona en la calle. Me dijo: "Qué haces?". Cine y le expliqué que era artista. Me preguntó: "Pero tu cine es digerible?" Le pregunté qué entendía ella por digerible y me dijo que algo que pudiera entender. Mi pregunta es si se va al cine con la predisposición de entender o de ampliar el conocimiento. El cine que vemos habitualmente es un cine con mucha publicidad. El que hago yo no tiene publicidad. Es algo que en una galería estaría aceptado sin problema, porque la galería de arte tiene como el permiso de mostrar esas cosas. La gente lo ve un poco así: en la galería te aburres y te vas, en el cine parece que te tienes que quedar. Por eso creo que festivales que como éste se atreven con estas iniciativas son supervalientes porque ofrecen un programa que no va en la línea de lo que vemos habitualmente y se aprende mutuamente, porque después también eres más abierto a ver películas de autores más desconocidos y con una narrativa. 

Entre Zurich y Chile, Europa e Iberoamérica, ¿percibe diferencias en el público?

No tanto. Creo que la gente que se interesa por el cine experimental se une alrededor de ciertos cineastas, de ciertos lugares y se encuentran ahí. Esto pasa en todas partes, aquí y allá. Lo que veo diferente, por ejemplo en España, es que hay mucha tradición de cine y eso se nota. La gente está acostumbrada a que se produzca cine en su país, y eso hace que venga  con un bagaje que le ayuda a mirar diferente.

¿Cómo es su proceso creativo?

No trabajo con guiones nunca , lo hago con proyectos en el tiempo. Envíos es el más característico porque es el más largo, llevo doce años. Está relacionado directamente con gente con la que he compartido algo que tiene que ver o con el cine, con la fotografía o con el arte o son amigos. Es un proceso tan largo que no se parece en nada a buscar una idea o a buscar actores. Eso es otro mundo para mí. Es un proceso que yo no vivo. Lo mío está más sumido en lo personal, en lo cotidiano y cuando voy a filmar tengo mis ideas, mi cuadernito donde las escribo y las diseño o bien después de filmar ordeno las ideas y eso se transforma en notas. Tengo varios grandes temas: la comunicación, los fragmentos donde lo cotidiano es elevado a una categoría relevante y los lugares. No sólo personas, también lugares que se vuelven importantes, donde todas sus capas se van superponiendo y haciendo que ese lugar tenga un misterio para descubrir. Son los que me motivan. 

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