OURENSE NO TEMPO

Rúa Pereira, viaje por el tiempo

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photo_camera Fotografía de la entonces rúa Pereira, en 1909, procedente de la colección de Ático Noguerol.

En mi archivo fotográfico, son muchísimas las imágenes que me han sorprendido, y muchos y variados los motivos. En ocasiones me muestran rincones desconocidos (por extraño que parezca son más de los que creemos), otras veces son cambios estéticos, en otras son negocios desaparecidos, etc. De entre todas ellas, mis favoritas son la que me permiten ver un poco de todo eso y la de hoy es una de esas: Rúa Pereira, 1909.

Esta joya fotográfica, de la que el original es propiedad de Mercedes Noguerol, cayó en mis manos hace ya más de siete años, gracias a su generosidad, junto a otras joyas que su padre, Ático Noguerol, había decidido coleccionar, quién sabe si con intención de complementar su colección de dibujos que tan útiles nos han sido para recordar detalles de nuestra Auria.

La calle, por tamaño, es de corto recorrido. Realmente comenzó siendo un acceso desde el antiguo obispado (actual Museo Arqueológico), a la Aira do Bispo, que era lo que hoy conocemos como Jardines del Obispo Cesáreo. En ese mismo lugar las crónicas recogen que en un tiempo se reunía el Concejo de la ciudad a realizar sus deliberaciones, y según parece a la calle se le llamó "do Concejo". El siguiente cambio de nombre fue en 1868 cuando se le llamo rúa Pereira en homenaje a Juan Manuel Pereira de Castro. (Don Juan Manuel Pereira, era un político pontevedrés con muchos lazos en nuestro Ourense, de hecho sus últimos años fijó su residencia en la ciudad. Fue un personaje con una biografía singular en aquellos tiempos. Llego a ser ministro plenipotenciario en el Imperio Chino y los Reinos de Siam y Annam. Otero Pedrayo se basó en él para el personaje de su obra "O señorito da Reboraina".) Con ese nombre la recuerdan muchos abuelos y padres, aunque saben que en las fiestas del Corpus de 1934 se le dio el nombre de avenida de Pontevedra a modo de hermanamiento con esta provincia.

20180216160415111_result Al menos a partir de su época como rúa Pereira se consideró como parte de la calle toda la banda de la izquierda según bajas de la Praza Maior hasta Progreso. Y en esa zona, como ya os conté en otro artículo, estuvieron los cafés de moda a finales del siglo XIX. 
Hoy la fotografía nos centra en la parte superior, en la que vemos a la izquierda el edificio que desapareció para dar paso al conocido como Edificio Olmedos o Alfredo Romero. En el momento de la fotografía ese espacio eran dos edificios en los que se conocieron al menos tres negocios de renombre: la Camisería de José María Rodríguez “donde vestían los ourensanos con estilo”; a continuación la Joyería Relojería Suiza de Otto Bodmer  (su descendencia continúa prestigiando a la ciudad), y el ultimo negocio de esa acera era ya en la esquina con los jardines y se trataba de la Mercería y Sombrerería Francesa, otro local al que acudían, en este caso, las más elegantes de la ciudad.

En la otra acera en esos años (1909) no he conseguido descubrir más que la presencia del doctor Villar, que tenía su clínica dental en el principal del nº 3 (inicio de una saga de grandes médicos), y en el bajo de ese edificio estuvo la zapatería de Martín Sueiro. Sin embargo sé que os gustara que os recuerde los negocios que la ocupaban en los años 60 del siglo XX: en la esquina de la plaza aún continúa (no sé cómo será el tema del nombre y propietarios, pero ahí está una tienda de calzado) Calzados Marco; a su lado estuvo una mercería paquetería, “La Oportunidad”; para seguir, tenemos la Peluquería Alfonso, que yo frecuenté llamándose París y últimamente Evermann; en el portal de esa casa en la que estuvo mucho tiempo la Academia Pereira Padilla (y no, no tiene nada que ver la academia con el antiguo nombre de la calle, ya os dije el motivo del nombre Pereira) tuvo durante años una buena amiga de la familia su estanco, Doña Elena Malingre. Cerraban el listado dos negocios con gran renombre en la ciudad, Almacenes La Verdad y la tienda de Ultramarinos Plus Ultra. 
¡Ah!, me olvidaba: de frente en el bajo que había ocupado la que fue famosa panadería de los Brasa, aún no hace mucho que cerró la Camisería Prieto, otro de los históricos.

Volviendo a la fotografía, fijaos en los personajes. Tenemos una buena representación de la época. En la puerta de la relojería me atrevo a decir que estaba el propio Otto Bodmer acompañado de la que podía ser su hija, a la que cariñosamente le llamaban Ottita. Ella fue la que se casó con Leonardo Pascual (pero esa es otra historia). Los niños que están en el entorno parece que son de clase alta y media, por lo cuidado de sus ropas, lo mismo que la mayoría de varones que aparecen en la calle. Precisamente los varones son los que ofrecen más variedad, desde los que parecen municipales, hasta el que pudiera ser alguacil o pregonero (el que posa con las dos niñas cogidas de la mano) pasando por el campesino que viene de compras a la ciudad y trae su saco para transportar las mercancías y los profesionales que con su sombrero de ala y periódico en mano posan al fondo. 
Una escena en la que notamos el tirón que tenían los fotógrafos de la época, nada más asentar su cámara, se convertían en el centro de atracción.

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