HISTORIAS ANÓNIMAS

La abuela de Cartelle que encandiló a Isabel Coixet haciendo pan

Corona vive en una pequeña aldea de Cartelle y cada domingo hace pan en la lareira cómo le enseñaron sus antepasados. Así aparece en la película 'Spain in a day', para la que se enviaron más de 22.000 vídeos. Su relato, uno de los elegidos

Amanece en O Bagullo y los vecinos ya presagian el olor a pan. No son muchos en esta aldea de Cartelle, Tito hace recuento y apunta hasta 21. Es el hijo de Corona, que tiene 80 años y es la panadera “de su casa”. Una abuela ourensana de costumbres que encandiló a la cineasta Isabel Coixet.

Lo cierto es que no sale más de 30 segundos en la película de la directora catalana, 'Spain in a day'. Tampoco dice más de una frase. Es uno de los 22.678 relatos que participaron en el proyecto que inmortaliza lo que ocurrió en diferentes puntos de España el 24 de octubre de 2015. Solo se escogieron 400 vídeos, uno, el de esta ourensana. Una historia anónima que representa a una generación.

Son las 8 de la mañana de un domingo cualquiera, de todos los domingos del calendario: Corona nunca falla a su cita con el pan. A primera hora se despierta para amasar. Hoy con una máquina que sus hijos le regalaron: “As mans xa non poden e en 5 minutos está listo, pero o resto faise coma antes”, concreta.

Después de misa de 9, regresa a casa y continúa el proceso al modo tradicional, en la lareira de sus antepasados y cómo le enseñaron su madre y su tía. “De pequena sempre tiña o dito de que prefería nin facer bica nin muxir vaca, pero había que aprender de todo e facelo”, recuerda la mujer, que ahora disfruta haciendo pan para toda la familia.

Es un trabajo de horas y horarios, donde un minuto de retraso le puede arruinar el trabajo de toda la mañana. Su marido, Aurentino, va colocando la leña en un segundo plano: “Ela é a cociñeira”, dice. Corona marca el pan con una cruz “non sei porque, fíxose sempre así”, lo tapa, mira el reloj y se va a “facer as miñas cousas” mientras el fuego hace lo propio con la hogaza.

“Isto é unha cousa de antes, a miña tía tiña un forno común para todo o pobo e a xente viña aquí a facer o seu pan”, explica. Una estampa que se perdió con el tiempo y el éxodo del rural a la ciudad. En este rincón de Cartelle, los 21 de todo el año conocen perfectamente el pan de Corona, que mantiene viva la tradición de una generación. Los amigos de sus hijos se sorprenden cuando ven los vídeos de la mujer haciendo pan.

Al filo de la una del mediodía y antes de poner la mesa, la mujer carga con el pan hasta su otra casa, donde le espera la familia. A ella, y al pan. “Todos tenemos grandes historias que contar”, decía una de las promos de la película. 

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