La actriz ourensana Lucía Álvarez sabe de primera mano lo que es el bullying, el acoso escolar. Porque lo padeció en primera persona. Cuenta su historia en el libro "Yo también sufrí bullying"
La actriz ourensana Lucía Álvarez sabe de primera mano lo que es el bullying, el acoso escolar. Porque lo padeció en primera persona. Cuenta su historia en el libro "Yo también sufrí bullying", escrito por el también actor Nacho Guerreros, Coke en la serie de televisión "La que se avecina", y por la escritora navarra Sara Brun. Hoy estará apoyándolos en la Feria del libro de Madrid. Una parte de lo que se recaude irá destinado a la Fundación Anar, que trabaja con niños y adolescentes víctimas del maltrato y el acoso escolar.
Así que usted sufrió acoso escolar...
Sí, entre los 10 y los 16 años. Por gorda. Es algo que te marca, mucho. Al principio, yo misma decía que mi historia no era tan importante como para escribir un libro. Mucha gente no le da importancia a que te escriban notitas o te insulten, son cosas de niños te dicen. Como no te ven con un ojo morado... Llegué a odiar el colegio profundamente.
¿Cómo lo recuerda?
Yo nunca había tenido ningún problema, en el colegio que estuve hasta los nueve años me fue bien, tenía mucha gente que me apoyaba. Sólo que lo cerraron y tuve que ir a otro. Estaba rellenita de pequeña, no especialmente gorda. Daba igual. Un día te quitan la silla y se meten contigo y no sabes el motivo. Los que te acosan te intentan ridiculizar, y cuanto ante más gente mejor. Ahora dices, "ay si los hubiera hecho frente...". Es una rueda de la que no sales nunca. Sólo desde la educación y la tolerancia se puede acabar con esto. El acoso te crea una inseguridad enorme, llegas a pensar que los que te insultan tienen razón. Recuerdo que no quería ir al colegio bajo ningún concepto. Cuando llegaba la hora del recreo yo me iba a casa. Fuera sí era feliz. Hoy día, cuando paso por delante del colegio, me digo que no volvería ahí ni atada.
¿Le quedan secuelas?
Ahora no estoy nada gorda, me puse a dieta, una dieta bestial, cuando tenía 27 años y adelgacé notablemente. Me costó muchos años. Empecé a ser más libre. Pero es algo que te queda en el subconsciente. Por ejemplo, un día estaba sentada y no sé porqué pero me seguía tapando la barriga. Un profesor de danza me dijo un día: "No te escondas, eres grande y no pasa nada, eres bonita así". Yo lo que intentaba por encima de todo era pasar desapercibida.
¿Ha vuelto a encontrarse con ellos?
Sí, un día me crucé con una de ellas y es ahora ella la que está gorda. La saludé, sin embargo a ella la noté violenta. Qué cosas.
¿Lo tiene superado?
Sí, se puede decir que lo tengo superado, aprendí que lo malo hay que arrinconarlo y dejarlo atrás porque es la única forma de continuar hacia delante. De todas formas, a la hora del libro, de contar lo que me pasó, me di cuenta que me sigue costando un mundo hablar del tema. Es un rango común entre todos los que hemos sufrido acoso. Por encima de todo se trata que nadie más viva lo que vivimos nosotros.
Educación, ¿verdad?
Mucha, y también mucho respeto y, por supuesto, mucha cultura. Los que acosan de pequeños serán adultos el día de mañana y no podemos consentir una sociedad de acomplejados frente a unos abusones. Hay que ser mucho más tolerante, hay que ser más empáticos y tener tolerancia cero con cualquier tipo de acoso, el escolar o el que sea.
