JUICIO | MALTRATO

El acusado de intentar matar a un bebé: ‘Nunca le puse la mano'

photo_camera Victor G.F. durante la declaración.

La madre del pequeño, inculpada por omisión, dice que el niño quedaba bien cuando salió de casa​

Izan, que no Izán, tal como corrigió Víctor G.F. al fiscal, hizo honor al significado de su nombre -larga vida- el 20 de marzo de 2014. A las 10,00 horas ingresó en la UCI Pediátrica del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense en estado grave por una fractura craneal severa con hemorragia. En terminología médica, el bebé de 10 meses presentaba un "episodio altamente letal". 

La pediatra del CHUO que lo exploró en Urgencias tuvo claro, tal como relató ayer en la primera sesión del juicio seguido en la Audiencia, que estaba ante una víctima muy particular, con "síndrome del menor golpeado o sacudido". La entidad de las lesiones, explicó, no era compatible con la maniobra de reanimación practicada una hora antes por el procesado, Víctor G.F. (34 años), el novio de la madre, cuando vio que el niño "se iba", según sus propias palabras. 

El inculpado negó haber intentando asesinar al hijo de su entonces pareja: "Nunca en mi vida le puse la mano al pequeño; nunca. Es un niño indefenso, pequeño... Nunca le puse la mano". Lo repitió hasta en tres ocasiones cuando el fiscal Carlos Valenzuela intentó ponerlo contra las cuerdas al final del interrogatorio. 

Víctor G.F. se declaró al comienzo de la vista oral "totalmente inocente" y se concentró para ofrecer contención durante la hora que duró su comparecencia. Eso sí, no supo explicar el origen de las lesiones del menor, dejando entrever que pudieron producirse en la cuna o un frenazo brusco en el coche cuando acudía al hospital de urgencia. También insistió en que no siempre se quedaba él al cuidado del niño cuando la madre acudía al curso de Cáritas, ya que otro taller que realizaba él en Cruz Roja lo obligaba a dejar a su propia hija, de cuatro años, y al bebé en la casa de los abuelos de su novia.


"Yo no fui, tuvo que ser él", ha contestado la madre, quien ha afirmado que "nunca hubiese consentido que le hubiese hecho algo"

Frases tipo "negativo" o "correcto", a las preguntas del fiscal, le quedaron pretenciosas. No perdió las formas cuando la acusación le fue relatando una por una las múltiples  fracturas que presentaba el menor por todo su cuerpo.

-¿Por qué le golpeó de forma brutal e inmisericorde -le inquirió el fiscal-.

-Tengo la conciencia tranquila, no hice nada -zanjó el procesado-.

Y su conciencia siguió incólume cuando le recordó episodios de ira,  con "palabrotas y patadas al aire", en palabras de su expareja, también acusada en este mismo proceso, Alba P.C. (27 años), en calidad de autora por omisión. 

"No hay ninguna prueba de que los hubiese realizado sino que -ella-tuviese conocimiento" sumado a la "total falta de prueba", ha comentado antes de comenzar el juicio la defensa de la madre.
 

Declara la madre

La declaración de la madre fue menos firme y, por momentos, entre sollozos. Tal como ocurrió en instrucción, no pudo explicar el origen de las fracturas. "No tengo explicación", dijo en varias ocasiones. Reconoció que el niño lloraba a veces, pero creyó que se debía a los cólicos y a los dientes. La procesada declaró que llevaba al niño con regularidad al médico, porque había sido prematuro, un extremo que fue confirmado por personal del CHUO. La trabajadora social incluso precisó que el vínculo de madre e hijo era "o adecuado, cunha actitude cariñosa" por parte de la progenitora. 

Alba P.C. no tiene claro a qué obedecen las lesiones del pequeño (cuando ingresó en la UCI ya tenía alguna fractura con callo) pero sí que el día en que su pareja la llamó al curso, porque el niño estaba muy mal, una hora antes dormía plácidamente en la cuna. 

La acusada negó que diera prioridad a su relación de pareja a la hora de permitir el comportamiento de su exnovio: "Izan fue lo primero en mi vida y nunca lo hubiera permitido". 

Se conocieron en agosto de 2013 y comenzaron a vivir juntos

La relación de pareja de Víctor y Alba fue intensa desde su comienzo. Se conocieron a través de internet a los pocos meses de nacer el pequeño Izan, fruto de otra relación sentimental en la que el padre se desentendió. Comenzaron a salir en agosto de 2013  y un mes después ya estaban viviendo juntos. Primero, en la casa del padre de ella en O Couto y después se fueron a la vivienda de la abuela en Santa Mariña. Allí, tal como se reveló ayer en el juicio oral, estuvieron hasta finales de enero de 2014, cuando Víctor G.F. denunció al abuelo de su novia por unos supuestos abusos sexuales a su hija de cuatro años. 

A partir del 24 de enero de 2014, la pareja cambió la residencia, trasladándose a una vivienda de San Francisco, en la calle Vicente do Seixo, propiedad de la familia del inculpado. Este piso, según la descripción aportada por la policía cuando saltó a la luz el maltrato del bebé, "estaba bastante sucio y desordenado".

Familiares de ambos, que llegaron a declarar como imputados en la instrucción, desconocían el maltrato. El padre de la acusada vio al bebé un pequeño moratón en la cara una vez. La madre de Víctor G.F. también apreció hematomas en el cuello en la Navidad de 2013, pero le restó importancia porque el pequeño no sujetaba bien la cabeza.

El fiscal pide casi 15 años de prisión para Víctor por delitos de maltrato en el ámbito familiar, lesiones y asesinato en grado de tentativa y algo más de 12 para ella por "permitir" estos hechos. También reclama 18.000 euros para el niño por los daños físicos y morales. 

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