ANÁLISIS - OURENSE

Ahorramos hasta en críticas

Ourense ahorra como nunca y gasta como siempre, poco y sin crédito. Ahorramos hasta en censuras a comportamientos nocivos. Ahorramos para pagar a tiempo impuestos a un Concello que paga siempre tarde.

Lunes, 1 - ¿Presión? Que se lo digan a Mourinho 

Con ese gesto de suficiencia, de arrogancia que da creerse superior, en sus escasas estancias en la realidad mortal el entrenador portugués Jose Mourinho dijo, respecto a la presión por tener que ganar todos los partidos de fútbol, que "presión es lo que siente la gente pobre del mundo intentando llevar comida a sus familias". Una vez sobrepuestos por la profundidad del análisis, hay que darle algo de razón. El periódico decía el lunes que "la presión sobre el botellón lo dispersa hacia pequeños parques de la ciudad". Pobres los muchachos que, por ser incómoda presencia, se pasean por los espacios públicos con la botella bajo el brazo para ver en qué lugar les dejan mazarse. Hoy aquí, mañana allí. Eso no es vida, es como la presión del pobre, que decía Mourinho, el que tiene que sufrir de la mañana a la noche un montón de inconvenientes para dar de comer a la prole. Misericordia con el botellón, por favor. No más migraciones por la ciudad buscando un sitio donde beber, como tripulantes del Aquarius o el Open Arms buscando un puerto de refugio donde se les quiera y se les rescate de la miseria. O es que estamos esperando que lo diga Mouriño.

Martes, 2 - Una buena tarde para una cerveza 

A esta ciudad le faltan muchas cosas: autoestima, compromiso, fe en sus recursos, capacidad para ponerlos en valor, pactos institucionales de mínimos para los asuntos básicos, conciencia social que trascienda a la reivindicación por el rebaje de bordillo y la marquesina, entidades sociales capaces de tener voz y hacerse respetar, acción empresarial e institucional de largo alcance. Bueno, y muchas cosas más, incluyendo mejor periodismo, seguro. Le sobra, creo, arrogancia, políticos vocingleros y miopes, desidia, apatía y estulticia al creer que los problemas propios, ya endémicos, nos los van a solucionar otros, sin que esté muy clara su identidad. El Colegio de Arquitectos celebró una mesa redonda en la que, desde una perspectiva plural, se reflexionó sobre las urgencias y las oportunidades de Ourense. Entre el público, notables presencias, notables ausencias. Horfandad institucional, exigua presencia de partidos, desinterés de organizaciones sindicales o empresariales o vecinales o... Y eso que ese día no había futbol, pero se había quedado una buena tarde para bajarse unas cañas y, de paso, maldecir nuestro destino mientras el sol se iba por el horizonte. 

Miércoles, 3 - Todo sea por un puñado de millones 

No hace mucho, la noticia publicada por La Región de que casi la mitad de los ourensanos pagaban al contado su vivienda fue dando saltos como una ardilla de árbol en árbol, esta vez de red en red social. Hay cosas en la provincia que siguen llamando mucho la atención: más población subsidiada que activa, más capacidad de compra sin hipoteca. La tercera pata era la lógica: más dinero en el banco, menos crédito a pedir, como publicó este periódico. Dijo Warren Buffet, inversor de culto y tacaño confeso, que "no ahorres lo que te queda después de gastar, gasta lo que te queda después de ahorrar". Ourense ya no está para trabalenguas ni frases grandilocuentes. Queda un substrato ancestral que todo lo sublima, un apego al montonciño. El ahorro, indispensable, se vuelve nocivo cuanto supone inmovilización de la economía, incapacidad para hacer circular el dinero y que este movilice todos sus resortes. En seis meses los ahorradores ourensanos sumaron 230 millones de euros más en los bancos. Y eso que la ortodoxia financiera es reírse en nuestra cara porque penalizan el ahorro. A su vez, el crédito mengua, un caso inédito en Galicia. Supongo que será por ese afán de retener y ese acendrado afán por poseer. No olvidemos que esta es la provincia donde se enemistan familias y se hieren vecinos por un palmo de tierra. Un titular de la portada del periódico del martes daba la foto fija de Ourense: golpea a dos hermanos con una pala en una pelea de lindes, en Porqueira.

Jueves, 4 - En casa no tenemos un interventor

En su galopar hacia el absurdo, el Concello airea discrepancias entre el interventor y el gobierno en cuanto a cómo, cuándo, por qué, con cargo a qué hay que pagar las facturas. En lo institucional todo es vano, en lo administrativo es farragoso y en lo político es una tortura. Un pleno para saber cómo, cuándo, por qué, con cargo a qué hay que pagar las facturas. Un Concello que tarda de media 112 días en abonarlas debería tener sobrada experiencia en pufos. De lo contrario, que aplique la misma medicina que da con los impuestos, que no permite a los ciudadanos demorarse tantos días en pasar por caja. Ni convocar una asamblea en la Praza Maior para saber cómo debemos hacerlo. Y en casa no hay interventor al que pedir informes. Se pagan y punto.  

Viernes, 5 - Como las Madres de la Plaza de Mayo

Padres de escolares de la ciudad se agrupan contra las multas por aparcar. El Concello, para variar, ha metido la pata improvisando soluciones no testadas. Y, mira, con ello está a punto de crear un remedo de Madres de la Plaza de Mayo.

Sábado, 6 - Una cuestión de fe en sus posibilidades

Pese a los tiempos de tribulaciones, hay quien se juega la pasta en inversiones empresariales. Al menos tres proyectos privados impulsan más plazas de apartamentos turísticos. Lo hacen porque creen en el sector, en la ciudad y en sus recursos. Ya no sé si en la institución que la dirige.

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