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El Airiños, cuántos recuerdos

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photo_camera Esta es una de las muy escasas imágenes que se conservan del exterior del Pabellón Airiños. Propiedad del Museo Etnológico de Ribadavia, Foto Augusto Pacheco, 1961.

Su arma principal era la versatilidad: pista deportiva, cine al aire libre y bailes populares era lo más demandado de su oferta. También el bixeo

Nada que ver con la grandiosa Sala Auria del Paseo, sin embargo el Airiños tenía su público y no envidiaba nada a la competencia. Su arma principal era la versatilidad: pista deportiva, cine al aire libre y bailes populares era lo más demandado de su oferta. 

Fue el viernes 19 de junio del 1959 cuando, por iniciativa de Don Pío Pérez Pérez, se abrió al público como cine al aire libre. La inauguración fue todo un éxito gracias a la novedad de la idea empresarial, y el reclamo de la actuación de varias primeras figuras del circo Price de Madrid.

Proyecciones en las noches de verano que el tiempo lo permitía fue lo primero en ofertar la empresa, con cabida para nada menos que 1.500 espectadores, eso sí en sillas plegables que se recogían al terminar la función. Pocos meses después, en enero de 1960, se comenzó a utilizar como pabellón dimg_8149_airinos_1960_programa_fiestas_web_resulteportivo, y finalmente se amplió la oferta a bailes y actuaciones musicales.

En lo deportivo, el baloncesto era lo que imperaba en el Pabellón Airiños. Allí se disputaron épicos enfrentamientos entre el Layton y lo más granado del deporte gallego de la canasta: Imperio de A Coruña, Frente de Juventudes de Lugo, OAR de Vilagarcía, Universitario de Santiago o el Bazán de Ferrol, sin olvidar a otro grande Ourensano, el Bosco, que ya de aquellas daba guerra en las canchas.

En el año 1961, Don Pío propuso al Orense de baloncesto, el traslado de la iluminación que estaba en la trasera del Couto para poder celebrar partidos nocturnos (viernes y sábados a las 20,00 horas).  La idea cuajó en la afición y supuso un gran impulso para el baloncesto local. En las ligas juveniles, no solo propició la creación de algún equipo nuevo, sino que atrajo al público joven que encontraba así una excusa creíble para “trasnochar”. Por si fuera poco, en los descansos y al finalizar el partido se organizaban sorteos con regalos que diversas casas comerciales aportaban como publicidad. En esos inolvidables años, el Couto contaba con dos equipos juveniles y el Orense , con otro, ademas de los habituales equipos de Maristas, Salesianos, Cisneros, etc.

El boxeo era otro de los platos fuertes deportivos. Por allí se vieron algunos de los mejores púgiles gallegos que se querían medir con nuestros Emilio Caride y Manuel González. más conocidos por sus apodos: King Kong y el Carqueixa. El voleibol (femenino) tuvo también cabida en las instalaciones, y aunque la escasez de equipos no permitía la continuidad deseada, los días de partidos de las chicas aquello era un hervidero de espectadores (aunque muchos les llamaban “mirones”). Algunos de mis informantes me hablan incluso de exhibiciones de patinaje… 

Sin abandonar las exhibiciones cinematográficas, las noches de los fines de semana poco a poco se fueron reservando para bailar al son de una orquesta local. La Continental, con los Cudeiro, fue de las habituales; y eran esos los momentos que, según mis informantes, aquel bar siempre "provisional" bullía de clientela. En ocasiones la sala se cedía para la presentación de las novedades en el mundo del automóvil, así que como podéis ver hay modas que vienen de hace ya…

 A falta de confirmación, la sala cerró hacia octubre de 1962, para dejar paso al edificio de cultura y el centro de especialidades. Las causas fueron múltiples, pero la climatología ourensana, unida al cada vez menor interés del público por asistir "de pago" a los encuentros deportivos, se apuntan como las principales.

A pesar de su corta vida, dejó un recuerdo imborrable entre quienes lo disfrutaron.

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