Si a la mala salud del mercado le añadimos un ladrón especializado en los carteles de 'Se vende', el asunto se vuelve complicado
'Y no me quiten el letrero que este es el tercero'. Casi se puede intuir el tono de desesperación del pobre propietario de esta finca en Amoeiro; la mirada cansada de ese hombre o mujer que, tras llega a la puerta, comprueba que sí, que le han robado otra vez el maldito 'Se vende'. ¿Por qué a mí? En 'Las Correcciones', a Gary Lambert le mangaban cada semana la señal de Videovigilancia. No creo que el irónico homenaje literario pueda llegar satisfacer a alguien que, además de lidiar con el complicado mercado inmobiliario, tiene que medirse también con su cruel destino. Uno ya no puede ni vender sus propiedades en paz.
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