EN LA CIUDAD

El Bar París celebra la esencia de la 'cantina gallega'

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photo_camera El Bar París está de cumpleaños.

El local cumple sus 35 años contando su historia. Por el establecimiento pasaron dos gerentes, padre e hijo que siguen manteniendo vivo el costumbrismo de la taberna. 

Abril de 1981. Esa es la fecha en la que Pepe Doval y su mujer Hermitas Bouza cogieron las llaves para abrir las puertas del Bar París en la Calle Lepanto. Han pasado 35 años desde aquella decisión emprendedora y miran al pasado con sonrisas de presente. Pepe Doval tiene la empatía de un abuelo que enamora con los gestos y encandila con las palabras. Lujo para los oídos y experiencias narradas en primera persona que quedan en el bloc de notas. Porque cuando la necesidad atiza, la aventura es la solución.

"Éramos emigrantes que volvíamos y paseábamos por esta calle (Calle Lepanto). Estuvimos mirando varios bares y finalmente nos decidimos por este", aclara el tabernero. Solteros, pasearon su amor por las calles de Perpignan y volvieron fruto de la morriña. No a Galicia, sino a Eibar. "Había unha crise moi grande e decidimos marchar para Francia. Despois estivemos nas Vascongandas e invertimos alá", recuerda con anhelo Pepe Doval. 

"¿Entre Ourense y Perpignan?", "Quédome con Perpignan, pero porque eran outros tempos. De vez en cando ata soño con aquelo. Perdoa.", sonríe Pepe Doval. No para de entrar gente. Con la empatía que le surge saluda y mima a todos los clientes que entran en el local. Disfruta, se le nota. 

"Eran otras épocas", retoma la conversación. Jugaban al chinchimoni sentándose en cada taberna y alzando la mano pidiendo "unha ronda". Pasaban así las tardes. No todas, evidentemente. También había que dedicarse al negocio. "Agora é diferente, antes viña as dez ou once da maña e non me marchaba ata as once da noite. De primeiras, eu non sabía por os viños. Pero a miña jefa sabía cociñar moi ben. Preparabamos empanadillas, tortillas, empanadas... Vamos, como agora", describe Pepe Doval. 

Unknown-2El licor café y las postales

Si Los Suaves son los profetas del pueblo ourensano, el Bar París es la primera palabra de la noche ourensana. Seguro que O Cibrán, o Bocas e o Milhomes hicieron su parada en la barra del bar cantando y contando anécdotas con Pepe y probando las obras culinarias de Hermitas. Porque el local mezcla el enxebrismo de Los Cantos de Taberna como la pasión del libertinaje nocturno. 

Especial mención merece el licor café del Paris. "Estamos en guías internacionales y en nacionales. Últimamente, entra mucha gente extranjera, no sé por qué", confiesa Suso Doval. Los negocios se traspasan con el crecimiento de las ramas del árbol genealógico y Suso del París era la siguiente. ¿Quién no conoce al Suso del París? El actual gerente destaca que "todo sigue como antes. No cambiamos nada".

Aunque cambiar no cambió si que se renovó de forma fortuita. ¿Quién no se fijó en las postales de la pared de la barra? "Todo empezó con una postal de una amiga de mi padre que nos envió de París. A partir de ahí la gente empezó a enviar y fuimos poniéndolas. Pero no sólo postales hay de todo", aclara Suso (la imagen de la primera postal de María).

Y es que hasta el más mínimo detalle cuenta. Las servilletas son personalizadas y las cubas de fuera del local ambientan una tertulia familiar. Donde no sólo se habla del tiempo. Si las cubas hablasen...

Unknown-3Pepe, Hermitas y Suso están de cumpleaños. No sólo ellos, todos los que se han dejado la sonrisa en el Bar París están de celebración. El sábado es la fiesta oficial donde un grupo de amigos amenizarán el guateque y los pinchos de Hermitas cerrarán el hambre. O no, igual aumentan el deseo de degustación. Si sabes del lugar, huye de tu casa. Prometen diversión. Si desconoces, la pequeña ciudad del amor ourensana estímula tu apetito nocturno y peregrina hasta el final del camino. 

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