La psicomotriz que lo atendía en el CHUO descarta que las lesiones sean compatibles con una patología
La declaración de la especialista en Psicomotricidad del Complexo Hospitalario por cuyo servicio pasó el bebé cuya familia al completo está imputada por tentativa de homicidio o lesiones graves ratificó las sospechas judiciales: que el niño no sufría ninguna enfermedad que motivara las numerosas fracturas que presentaba su pequeño cuerpo cuando ingresó en estado grave en la UCI Pediátrica en el mes de marzo.
La terapeuta, la primera en ser interrogada tras el paréntesis vacacional, que el pequeño era sometido con regularidad (al menos una vez al mes) a revisiones porque había nacido prematuro y que hasta que lo vio -el 18 de febrero- el pequeño se encontraba bien, sin lesiones ni fracturas. En la exploración, se le desnudaba y se observaban sus movimientos en el suelo.
También descartó algún tipo de conexión entre el hecho de nacer antes de tiempo y una propensión a sufrir roturas en los huesos. Según su experiencia clínica, ejerce desde 1999, no se encontró con ningún caso similar ni tampoco aparecen des- critos en la literatura médica.En su declaración, aseguró no encontrar explicación médica a las fracturas en el cuerpo del bebé, en varias costillas, radio, tibia,fémur y hasta en la mandíbula.
La declaración de la especialista en psicomotricidad no difiere de las ya realizada por la pediatra de Urgencias que vio al niño cuando ingresó en estado grave y quien atribuyó las lesiones a un mecanismo violento (habló del "síndrome del niño apaleado"). Esta pediatra que también atendió al niño en sus revisiones mensuales por ser prematuro descartó problemas óseos del niño (se le realizaron las pruebas médicas tendentes a comprobarlo).
Asimismo, el juez llamó a declarar el día 14 a una médica del servicio de Pediatría del CHUO y a la madre del bebé, imputada en el caso, ya que pidió ella misma ampliar su declaración.
