Betty es médica adjunta del servicio de Oftalmología del CHUO
La conjuntivitis es uno de los problemas de visión más consultados en las Urgencias de Oftalmología del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense durante la época estival. Se trata de un proceso en el que se irrita la conjuntiva, membrana que recubre el ojo y lo tapiza por dentro, con tóxicos, bacterias o virus.
La oftalmóloga Betty Lorente reconoce que existe un repunte en la incidencia de esta patología. "En esta época, aumentan las visitas por Urgencias, no las consultas diarias, en torno a un 15%", explica.
¿Por qué esta patología aumenta en el periodo estival?
En la primavera, sobre todo, por los componentes alérgicos. El polen y las alergias ambientales afectan bastante a la conjuntiva. En verano, además del calor, estamos más tiempo fuera de casa, en contacto con productos más irritantes como puede ser el cloro de las piscinas.
¿Cuáles son los síntomas más habituales?
La sensación de arenilla. Además del ojo rojo, también puede secretar pus de color amarillento.
¿Qué colectivos son los más propensos?
Los niños y jóvenes, entre cinco y 15 años, suelen afectarse más en esta época. Por otro lado, el uso de lentes de contacto puede agravar la conjuntivas y, sobre todo, si no se tiene una limpieza muy estricta sobre las lentillas. A la mínima irritación de la conjuntiva, la lentilla puede llegar a empeorar la conjuntiva o que sea mucho más molesta.
¿Cómo debe tratarse?
Hay muchas conjuntivitis. En momentos puntuales, incluso se pueden solucionar solas, pero cuando no mejoran en dos días siempre es mejor acudir al oftalmólogo y dar tratamiento. Muchas veces se trata con antiinflamatorios y una higiene adecuada, aunque en ocasiones tenemos que añadir antibióticos. Normalmente, entre siete y diez días después, suelen mejorar. No obstante, hay conjuntivitis que se convierten en crónicas y, a pesar del tratamiento, duran más tiempo, aunque las más frecuentes suelen responder rápido a la medicación.
¿Cómo puede evitarse?
Es fundamental el tema de la higiene; es decir, lavarse bien las manos cuando uno esté en contacto con ciertas sustancias. Es importante no llevarse las manos a los ojos. Nunca deberíamos frotarlos. En el momento de que hay una sensación de cuerpo extraño, es mejor hidratarlo con un poco de suero y no frotarse. Los niños más propensos a que se les enrojezcan los ojos, siempre es bueno que no buceen con los ojos abiertos.
