SOCIEDAD

Las bodas religiosas retroceden y suponen ya menos del 30% del total

Ourense, única provincia gallega en la que en 2016 bajaron los matrimonios

Los ourensanos se casan cada vez menos y los que optan por hacer oficial su unión se decantan, principalmente, por los enlaces civiles. Estas son algunas de las conclusiones extraídas de la última estadística publicada por el Instituto Nacional de Estadística sobre este tema, que fija en 803 las bodas oficializadas durante el pasado año en alguno de los concellos de la provincia, la cifra más baja de toda su historia, casi un 4% menos que en 2015, cuando fueron 836.

Lejos quedan ya cifras como la de mediados de la década de los 70, cuando se registraban alrededor de 2.500 matrimonios cada año. Poco a poco, esos registros fueron cayendo gradualmente, situándose por debajo del millar en 2009. Desde ese año, únicamente hubo un ligero repunte en 2012, por lo que ahora se confirma el cuarto año de descenso consecutivo.

La situación contrasta con lo sucedido en el resto de las provincias gallegas, en las que han aumentado las bodas respecto a 2015. En A Coruña hubo 4.175 (una más), en Pontevedra 3.303 (52 más) y en Lugo 1.050 (69 más).

Los indicadores estadísticos del estudio reflejan también que Ourense cuenta con la segunda tasa de nupcialidad más baja de España, casándose 2,54 de cada 1.000 habitantes. Se sitúa únicamente por delante de Zamora. El ranking lo encabeza Ceuta, con 5,7 enlaces por millar de residentes.
Además, la edad media a la que se contrae matrimonio también ha ido creciendo con el paso del tiempo, estando ya en el entorno de los 35 años. Los hombres dan el paso  de media a los 36,2, mientras que las mujeres lo hacen a los 33,7. Hace 20 años, la edad media al matrimonio era de 25 años, mientras que una década atrás, se situaba en 31,9.

El tipo de celebración escogida en las bodas también ha variado sustancialmente. Los enlaces católicos se desploman y suponen por primera vez desde que hay estadísticas menos del 30% del total, siendo la boda civil la elección preferida, con cerca del 68%. En más de una veintena de matrimonios no consta la modalidad, mientras que tres se han celebrado con ritos de otras religiones diferentes a la católica.
En menos de dos décadas, la situación ha dado un vuelco. Según los datos de 1998, el primer año en

que se desglosa el número de bodas por celebración, las religiosas suponían cerca del 80% del total, un porcentaje que fue menguando paulatinamente después. El "sorpasso" de las celebraciones civiles llegaría en el año 2010. A partir de ahí, la diferencia fue incrementándose sin parar.

Verano, época preferida

En la distribución de bodas durante el año, los meses de verano siguen siendo los preferidos. Entre julio y septiembre se concentran casi la mitad de los enlaces, mientras que enero fue la opción menos preferida en la provincia, con solo 27 celebraciones. 

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