SOCIEDAD

El botellón crispa a hosteleros y vecinos de la Praza do Trigo

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photo_camera Una curiosa estampa, con clientes de una terraza compartiendo espacio con jóvenes del botellón.

La aglomeración en pleno Casco Vello para beber alcohol va a más, con episodios de vandalismo 

El nuevo epicentro del botellón en la ciudad, la céntrica Praza do Trigo, en pleno Casco Vello y al lado de la Catedral, está colmando la paciencia de comerciantes y vecinos, debido a la proliferación de actos vandálicos, ruido y aglomeraciones durante las noches de jueves y sábado, principalmente.

"Así é imposible convivir", sentencia Patricia Sánchez, una vecina de la rúa San Pedro, que sirve como meadero público de los cientos de jóvenes que se agolpan cada fin de semana para disfrutar de unos lingotazos en plena calle, y delante de la puerta de muchos de los negocios hosteleros, que ya notan un descenso de la clientela en las terrazas.

"El sábado pasado, el anterior....Esto es un cristo. El viernes pasó la policía pero el sábado no. Tengo cinco mesas y ¡se sientan en las mesas con sus bolsas! Y cuando los echas se ponen en los bordillos y montan un barullo... Y nadie se pone ya en la terraza. Me la fulminó", explica Gustavo Blanco, gerente del pub Tribeca.

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Por no hablar del uso del baño. Los que no hacen sus necesidades en la puerta de la escuela Santo Cristo, como señalan en este centro, desde donde han remitido diferentes escritos pidiendo más limpieza; lo hacen en plena Praza da Magdalena –lo que ha generado ya quejas de los vecinos– o en la pared de la mismísima Catedral.

"Entran muchas chicas al baño, y ¿qué les puedes decir", se pregunta Blanco. Esos son los más decorosos, que intentan acudir a bares de la zona, que confiesan que tienen que "hacer guardia toda la noche" para que no colapsen los servicios

En el restaurante Bacelo han llegado al límite. Durante la pasada semana, los comensales de la terraza tuvieron que pasar la cena rodeados de jóvenes haciendo botellón, lo que confiesan que "causó mucho malestar en los clientes, esos no vuelven seguro". Así lo explica la propietaria, Laura Rodríguez. Les aporrean la puerta y hacen botellón en plena entrada, y la semana pasada la tensión se elevó, lo que acabó entre empujones. Y no es la primera vez que reciben insultos.

La indignación va a más. "Me cogen las mesas y las sillas y se siente en plena carretera. Y aún se quejan cuando les llamas la atención!", añade. Pero la paciencia, advierten, se está agotando. 


Los vecinos no pueden más: “Vivir aquí es imposible, esto es brutal"


"¿En qué ciudad se ve esto al lado de plena catedral?", se pregunta Laura Rodríguez, desde el Bacelo. "Si esto ha pasado en verano, qué va a a pasar en invierno y con el inicio de las clases", añade. Relata que la pasada semana "no podíamos salir de la plaza de la cantidad de gente que había". 

Y los vecinos no lo pasan mucho mejor. Esta semana se reunieron para poder tomar una decisión sobre qué hacer para intentar frenar una deriva que parece no tener fin. Tienen pensado remitir un escrito al Concello de Ourense porque, dicen, la situación es insostenible. 

"Teño un bebé de un ano e non pode durmir polas noites. E non é a primeira vez que nos tiran botellas ás ventás", cuenta Patricia Sánchez. Asegura que en el edifico están hartos de que les destrocen los telefonillos, y también de los olores causados por las micciones.

"Teño que saír todas as mañás con dous litros de lexía antes de baixar ao neno", asegura. Y se queja del trato de las autoridades: "Temos chamado á Policía e nin sequera veñen ata aquí". 

"Es la zona donde más se ha edificado en el Casco Vello, quieren que la gente viva aquí y permiten esto...Aquí es imposible vivir", indica Vanesa Lezcano, que vive en plena plaza y con un niño pequeño. "La imagen que damos es horrible, hay niños bebiendo alcohol, ¡porque son niños!", recalca. Se ha gastado hasta 3.000 euros en un cristal nuevo y ni así. "Esto va a más, es un macrobotellón y están cantando hasta las 4 de la mañana. Últimamente esto es brutal". 


El Concello ha dado "orden expresa" de extremar la vigilancia en la zona


La prohibición del botellón tendrá todavía que esperar una tramitación que se puede demorar, según transcurra la negociación con los distintos grupos políticos. Ante lo que está sucediendo, fuentes del Concello de Ourense indican que hay "orden expresa" de la Alcaldía para que se extreme la vigilancia en esa zona del Casco Vello, sobre todo para evitar actos vandálicos y problemas como el de los orines en la calle, algo que ha indignado a muchos vecinos, en especial en la Praza da Magdalena. 

En ese punto, aunque no es zona de botellón, es el lugar preferente –y escondido– al que la gente va a hacer sus necesidades más íntimas. Y así, los vecinos se levantan los fines de semana entre olores nauseabundos. 

Ahora, sin que se apruebe la ordenanza, parece que la Policía Local está atada de pies y manos para prohibir en sí la práctica del botellón. Y eso es lo que más crispa a los vecinos, que recalcan en repetidas ocasiones que "no hacen nada pese a las llamadas continuas". 

Mientras tanto, los grupos políticos de la oposición han recibido ya el borrador de la ordenanza y lo están estudiando. El concejal del PSOE José María García Tejerina la ve "muy generalista" y resalta que al botellón en sí "solo se dedica un artículo, cuando debería tener una ordenanza entera". No cree, sin embargo, en que la prohibición sirva de mucho. "Hay que concienciar". Y ahí le preocupan las 12 medidas para la prevención. "Están vacías de contenido. Hay que sentarse y ver dónde se harían las campañas, quiénes serían los implicados...". 

Desde Ourense en Común, también están estudiando el borrador y abrirán un debate público sobre el mismo. "Entendemos que o problema é o consumo de alcol en si mesmo, non o espazo no que este se practique", dice su portavoz, Martiño X. Vázquez. 

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