BANCA

Uno de cada cuatro concellos no cuenta con oficina bancaria

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photo_camera Oficina bancaria en la ciudad, un espacio que perdió 40 sucursales desde el 2009 como consecuencia de la crisis y la reconversión del sector.

Las entidades han cerrado 141 desde el año 2009, dejando sin sucursal a 23 municipios ourensanos

La crisis y las sucesivas reconversiones bancarias diezmaron el número de oficinas de las entidades financieras en la provincia. Según los datos del Banco de España, en el 2009 en Ourense había 360 oficinas bancarias, pero al cierre del 2015 la cifra había caído hasta las 219, quedando por el camino 141 puntos de atención.

La provincia fue la más castigada de Galicia ya que en A Coruña se pasó de 951 a 694 sucursales; en Pontevedra, de 782 a 542 y en Lugo de 322 a 257. Es decir, Lugo –con una estructura social similar– tenía en el 2009 menos oficinas que Ourense y en la actualidad conserva más. Los cierres de entidades dejaron en los últimos años sin un servicio básico a doce de los 92 concellos de la provincia, todos ellos con población muy envejecida y sin tener a su alcance una oficina para resolver sus trámites bancarios. Se trata de Xunqueira de Ambía, Lobeira, Baltar, Os Blancos, Rairiz de Veiga, Arnoia, Cenlle, A Bola, Chandrexa de Queixa, Larouco, Monterrei y Oímbra.

A estos hay que sumar otros once que ya habían perdido con anterioridad este servicio. En total, son 23 concellos los que se han quedado sin entidad financiera, un 25% del total de concellos ourensanos.

Lobeira es uno de los ejemplos más llamativos: en el año 2009 tenía tres sucursales bancarias y ahora se ha quedado sin ninguna. El alcalde, Antonio Iglesias, reconoce que se produce "un grave problema porque a sucursal máis próxima está a nove kilómetros, en Bande". El regidor reconoce que "o transporte público tamén foi a menos e necesítase un taxi ou usar o coche particular".

Pero no todas las personas mayores tienen vehículo o están en condiciones de usarlo. Así lo percibe también Francisco Rodríguez, alcalde de Chandrexa de Queixa, un concello que pasó de tener dos oficinas bancarias a quedarse sin ninguna.

Señala que los vecinos tienen que desplazarse unos veinte kilómetros hasta Castro Caldelas o Trives. "Isto é lamentable, un abandono absoluto dun servicio moi útil", razona el regidor, que reconoce haber puesto mucho empeño para conseguir mantener la presencia de las entidades financieras: "Fixen xestións co Santander, estiveron un par de anos pero acabaron marchando tamén". Concluye criticando que "é lamentable que no século XXI pasen estas cousas".

Las entidades se escudan en que Internet ha venido a suplir una parte de las operaciones bancarias en oficina. Sin embargo, ni toda la provincia cuenta con una calidad de red capaz ni tampoco la mayoría de los habitantes del rural tienen los conocimientos para hacer las gestiones online.

La capital perdió 40 puntos de atención

Como es obvio, la ciudad es donde se concentra la mayor cantidad de oficinas, aunque también la merma ha sido significativa. Según los datos del Banco de España, en el 2009 había 116 oficinas bancarias, pero en la actualidad la cifra ha caído hasta las 76, por lo tanto se contabilizan 40 menos. 

En cuanto a las villas más importantes también el número es ahora menor. Allariz perdió una oficina, quedándose en seis; Maceda dispone de dos frente a las tres que tenía en el 2009; Carballiño acusa la baja de cuatro oficinas, al pasar de trece a nueve; en Xinzo de Limia se ha pasado de once a ocho; en Ribadavia, de siete a cinco; O Barco de Valdeorras, de catorce a siete y Verín, de doce a nueve.

La pérdida de sucursales ha provocado también la disminución sustancial de la nómina de trabajadores, que podría seguir porque ayer Ibercaja y CaixaBank anunciaron sendos ERE en toda España, con la previsión de 1.500 bajas laborales.

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