rutas de val y montaña

Caminos que conviven entre fronteras

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Buena epoca esta para hacer una ruta circular por esta atractiva sierra, que como imán atrae ya desde lejos, y puestos en marcha, esta sensación es todavía mayor

Hace poco las asociaciones que surgen por los limítrofes de la sierra han lanzado un cartel con la leyenda "Los ochomiles del Xurés", aunque bien pensado deberían ser los picos, hasta ocho, que sobrepasan los 1.000 m. pero que no deja de impactar y que comparten galaicos y lusos. La máxima altura de aquellos roquedales no sobrepasa los 1.516 metros, precisamente no con el más vistoso de ellos, el de Os Carrís, ya en lado luso. Los llamados Picos da Fontefría navegan por las alturas entre los 1.400 y los 1.500 metros y tienen el perfil más definitorio de la sierra tanto del lado luso como del hispano.

Muchas veces cuando vamos al Xurés olvidamos que del otro lado está el parque Nacional Peneda-Gerês portugués y que esta sierra casi se comparte al 100 por 100, porque los otros ramales, serra  Amarela, Soajo y Peneda son íntegramente lusas.  

Buena época esta para hacer una ruta circular por esta atractiva sierra, que como imán atrae ya desde lejos, y puestos en marcha, todavía más. Recuerdo la primera vez que más que asaltamos la cumbre la faldeamos ya que nunca remataría en la cima y si al abrigo de sus numerosos regatos cuando iba con Gil Carlos Risco, sobrino de Vicente Risco, y su tropel de hijos y dos burros suministrados por O Boi, un vecino de Albite, del que se decía que cien hijos de muchas mujeres, en una de las tantas leyendas que salpican aquellos territorios. De aquella excursión y otra visita a la mina de As Sombras con Antonio Tejada me viene mi afición por estos montes.

CIRCULAR DESDE ALBITE

La marcha comienza en Albite, una montaña aldea del municipio de Muíños. Se pasa al lado de una fuente y por amplio y térreo camino se transita como a modo de preparación para acometer unos senderos, a veces amplios y algún cortafuegos que te deja a la altura del cercado de cérvidos de Salgueiro, una aldea rehabilitada en más de una ocasión por la Xunta que usa a modo de centro de interpretación. No vemos la aldea tapada por pequeña loma y caminando a la vera del cercado vemos en la lejanía los tres picachos que por aquí picos da Fontefría y por allá, del otro lado de la frontera, cornos o pitôes da Fontefría. El que nos sirve de referencia, hacia el norte, por donde venimos, es el de la izquierda llamado Couto da Fenteira que está alineado con los otros dos llamados Couto das Gralheiras y Couto da Fontefría, el más alto y accesible de los tres.

ENTRE LOS TRES PICOS

Como a veces el sendero es indefinible lo mejor es trepar entre los dos, que nunca los brezos impedirán el paso. Una vez en el casi llano en el que se asientan estos picachos, el tránsito se hace fácil, la subida a los dos primeros imposible sin ayuda técnica, y el tercero que siempre tienes a mano, el Couto da Fontefría, es el más abordable, aunque sea el más alto. Aquí desde el flanco oriental se percibe que lo va rodeando un sendero, ya con hitos que por Portugal llaman mariolas, y ahora creo que en Galicia también. Se atacará, rodeándolo por el flanco oriental y sur, para en el oeste practicar una subida que requiere de precauciones. Muchos recuerdos de las docenas de veces que hemos estado por allá, la cuarta con unos divertidos  amigos de Allariz: Alberto Oro y los hermanos Bouzas: Quico, Fernando y Moncho, con los que el caminar era un disfrute continuo por la multitud de ocurrencias de esta variopinta mesnada. Incluso creo que Quico se dormiría en la misma cumbre después de no copiosa si no frugal comida, y nosotros lo imaginamos soñando con las mismas musas, por lo que sonreía, o en venéreos pensamientos. Aquella excursión fue memorable como otras muchas con estos singulares amigos por el circo de Prada, el nacimiento del Arnoia o los circundantes montes de la alaricana villa.

CUMBRE EN FONTEFRIA Y FOXO DO LOBO

La trepada al pico debe hacerse cuidadosamente porque amenaza con precipitarte si descuido tienes, como a punto en otra de las subidas con unos colegas portugueses.

En este Fontefría desde hace unos años es fácil ver rebecos por manadas de hasta quince como el año pasado; en este caso se aconseja no subir para no turbar el dominio de estos caprínidos por el roquedal donde una mojón fronterizo señala el reparto entre ambos países. 

La bajada por el flanco norte nos conduce al inmediato roquedal para pasar por donde un acúmulo de piedras con maderera cruz quieren rememorar la muerte de un monje del próximo monasterio de Pitôes que en una travesía para misar en A Cela, parroquia que atendían, perdió la vida este fray Gonzalo en medio de una gran nevada. Que muriera allí mismo se duda, pero la rememoración está bien. Al poco tiempo ya accedemos al Foxo do Lobo de Guende, recién restaurado, bajando por el más amplio sendero jalonado por las planas esculturas de Monteiro, hasta media docena, que señalan al lobo en distintas posiciones. Cuando desde el Foxo llevamos como 2 kilómetros hay que estar atentos a un camino a derecha para ir a  las pozas del  Mao, que desemboca en el Salas. Desde aquí se debe optar por una pista a derecha, poco antes de la carretera, que sube después de 3 km. a Albite donde se completa la circular de una montañera marcha que más da de lo que esperar se pudiere.

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