REPORTAJE

El Campus guarda un tesoro arbóreo aún por descubrir

photo_camera José Manuel Teijeiro -jardinero- y Sara Rodríguez -ayudante.

La ciudad esconde un pequeño jardín botánico centrado en árboles originarios todo el mundo; está en la parte vieja del Campus desde los años 30. Es una joya para conocer.

El Campus de Ourense atesora un completo muestrario de la riqueza arborícola internacional, un patrimonio que reúne más de 350 árboles y que no deja de crecer... y de mejorar. Su última incorporación, puesta en marcha este mismo año, es la de los códigos QR, gracias a los cuales los visitantes podrán reconocer, a través de sus propios móviles y con una aplicación, las distintas especies existentes. La más abundante es, sin duda, la del plátano porespánica, con 160 ejemplares. "Es un plátano híbrido que creó un jardinero de Aranjuez, en la época de Felipe II; cruzó un 'plátanus orientalis' con uno 'occidentalis' y vio que aumentaba su capacidad para aguantar situaciones extremas, con lo que se extendió por todo el mundo", explica José Manuel Pérez, responsable de zonas verdes y jardines del Campus. "Lo mejor de él es que admite muy bien la poda", añade.

No es la única referencia con historia. Unos pasos más allá se puede uno encontrar con un cedro del Líbano -el emblema de la bandera de este país-, "que yo le conté los anillos a uno próximo y podríamos datarlo en 1931; se puede decir que es un cedro de la época de la Segunda República o de la dictadura de Primo de Rivera, que es cuando se instalaron aquí estos jardines junto al antiguo hospital". Uno de los datos curiosos de este arboretum que ofrece al paseante el viejo Campus es que "poseemos las cuatro especies de cedro reconocidas, además del cedro del Líbano, contamos también con un ejemplar del Atlas, que tiene una tonalidad azul y hoja más cortita, y también tenenos un cedro del Himalaya, más vigoroso; la última adquisición es el 'cedrus vebrifolia', que es endémico de Chipre", explica el jardinero del Campus. Este último se plantó en 2010, "así que nació prácticamente con el siglo, porque cuando lo plantamos ya tenía unos años", apunta.
Muy próximo está un pino de Oregón, "que es uno de los árboles más grandes del mundo y puede llegar a los 95 metros, aunque en su hábitat natural", subraya Pérez. El del Campus se sitúa en los "cerca de 40 metros".

sequoia_resultY no falta el "cornus sanguínea", una especie arbustiva autóctona, o el diospyros lotus, el conocido caqui, "aunque en este caso da frutos muy acres; esta especie está reflejada en La Odisea, porque hay un episodio en el que Ulises se encuentra con los lotófagos o comedores de loto, los frutos de este árbol".
No falta el representante asiático en esta variada colección. En este caso un endemismo japonés, el comúnmente conocido como pino de París. Y también una conífera del Canadá o araucarias australes, "un árbol del que se encaprichó un decano del Campus, y se trajo; se da mucho en la costa, pero queríamos saber si iba a prosperar aquí". Lo hizo "porque lo plantamos en el sitio adecuado, protegido de las heladas por los edificios y con mucho sol", destaca Pérez Teijeiro.

Los olmos están también presentes. Pero quizás el rey de esta colección de árboles que atesora el Campus sea un ejemplar de sequoia gigantum "que es el árbol más grande de la tierra, entre otras cosas, porque puede vivir 2.000 años o más. En Estados Unidos les ponen nombres propios, hasta hay uno que se llama general Sherman", ilustra el jardinero del Campus. Con respecto al plantado frente a la sede de Ingeniería Aeroespacial, avanza que "su tronco, que ahora está confinado en la zona de césped, puede llegar a tocar ambos edificios, aunque ni nosotros ni nuestros bisnietos lo veremos".

Desde el año 2008, este recorrido botánico cuenta con una serie de letreros y cantos de piedra que recogen los nombres y alguna de las características de cada una de las especies arbóreas que crecen en este vergel. "Es un arboretum con el que quien venga aquí puede conocer la historia y los detalles de estos árboles; mi objetivo ahora es traer alguna especie de Suramérica, como el "lotofagus" o algún otro tipo de araucaria, como la de las Islas del Pacífico, pero tendrá que plantarse en el otro Campus, porque en éste ya no hay espacio físico", señala Teijeiro.

Un recinto, el del viejo Campus, que es una lección de botánica aún por descubrir por muchos.

                                                 

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