Los carteles invaden escaparates de locales cerrados, fachadas y mobiliario, sin que el Concello haga cumplir la ordenanza
Además de ofrecer una imagen de abandono, dejadez y suciedad poco propia de una ciudad como Ourense que busca en el turismo un motor de desarrollo económico, la cartelería indiscriminada pegada en paredes, edificios, escaparates, cabinas o en el mobiliario urbano es ilegal. Así lo establece la ordenanza actualmente en vigor, aprobada por un pleno municipal el 9 de marzo de 1995. Es ilegal porque, según recoge la misma en su artículo 4.1, "prohíbese fixar carteis ou realizar inscricións directamente sobre edificios, muros, pedestais de esculturas ou outros elementos similares". A pesar de ello, el incumplimiento es continuo y se produce incluso para anunciar eventos en lugares oficiales como el Auditorio e impulsados por las propias administraciones públicas y por organizaciones de diversa índole.
Escaparates de establecimientos cerrados, fachadas y paredes de edificios, cabinas telefónicas, papeleras e incluso los pies de las farolas son los soportes más utilizados para servir como escaparate a estos carteles, que anuncian todo tipo de actuaciones, reivindicaciones y actividades de sindicatos, administraciones públicas, entidades sociales y culturales y de particulares.
El concejal responsable de Limpieza, José Ángel Vázquez Barquero, quien asumió esta competencia hace aproximadamente un año, asegura que "ya hemos dado instrucción a la empresa de limpieza para que haga un recorrido por la ciudad y retire y limpie de cartelería aquellos lugares en lo que esté instalada de manera no adecuada" ni regular. Con todo, para Barquero está claro que, en cualquier caso, "la responsabilidad última de estos carteles es de las empresas que colocan la cartelería en lugares en los que no está autorizado", que es donde se ubica la inmensa mayoría.
El pasado año llegó hasta el pleno del Concello una iniciativa del grupo municipal del PP para la modificación de la ordenanza de limpieza con el objeto de reducir la presencia de esta cartelería ilegal en las calles de la ciudad y definir las responsabilidades que corresponden a los que la colocan, ya sean los promotores del evento que se anuncia o la empresa publicitaria encargada de la instalación.
Aunque la iniciativa había sido dictaminada favorablemente en una previa comisión de pleno, finalmente los populares mostraron sus dudas sobre el contenido de estos cambios y la propuesta fue aplazada, sin que se haya vuelto a plantear. El PP consideró entonces que las sanciones eran muy bajas y que resultaba barato empapelar toda la ciudad, tan sólo por 90 euros de multa.
La modificación pretendía definir la responsabilidad en la colocación de los carteles por parte de las personas físicas o jurídicas que los colocaron, así como de las empresas anunciadoras y publicitarias implicadas en su elaboración y distribución; pero se generaron dudas sobre en quién debía caer la responsabilidad, de ahí ese aplazamiento sine die.
La ordenanza vigente también alude al contenido de estos carteles, ya que tiene en cuenta que "los temas publicitarios no podrán dañar la sensibilidad del ciudadano con imágenes o lemas que impacten negativamente en su costumbres"; esto tampoco se cumple en su totalidad, no hay más que recordar los anuncios pegados en fachadas y escaparates cercanos a un colegio de un controvertido concierto de rock que mostraba imágenes de jóvenes desnudos y que generó un amplio rechazo entre vecinos y padres de los estudiantes.
Con todo, este apartado no suele ser el que genera las mayores quejas de los ciudadanos. La mayoría de los vecinos de la ciudad lamentan el aspecto de suciedad que dan a Ourense la pegada indiscriminada de carteles que, además, nunca son retirados una vez pasado el evento anunciado, con lo que se van acumulando unos sobre otros, dando aspecto de caos, desidia y desorden.
