EN OURENSE

Cartero rural, testigo de un territorio que languidece

SSS
photo_camera El trato con los vecinos, de lo más personal, uno más.

152 carteros rurales a diario emprenden una ruta exclusiva entre caminos y pistas, escrutando la toponimia de pequeños universos en forma de aldea; son los testigos de una vida que declina

Ya nadie escribe cartas; la única correspondencia fiel la remiten bancos, concesionarias, o la Administración. Nada nuevo. 

Miguel Núñez Pérez arranca a diario un vetusto Seat Ibiza gris oscuro -10 años en uso, y 500.000 km; lo compró ya de segundas- que en una mañana oscura que chispea contrasta con el amarillo corporativo de la camisa, el único distintivo de correos. A diario atiende cuatro parroquias: Faramontaos, Moura, San Miguel do Campo y Nogueira de Ramuín, así como una oficina auxiliar que abre durante una hora en Luíntra, la capitalidad. En total unas 1.000 personas, el 70%, pensionistas. 80 kilómetros en un ritual perfecto para dejarse llevar, ir y venir por un asfalto sinuoso en buen estado, “Nótase que é territorio Baltar”, apunta, entre pistas y corredoiras casi imposibles, muros de piedra de casas que al acercarse semejan estrecharse más. “Tamén teño un tramo periurbano, o de Luíntra, onde está o Concello; un cadriño que fago a pé, ata collo un carriño”.


Trayecto con paradasNOGUEIRA DE RAMUÍN 26/06/2018.- Realidad rural a través del oficio de cartero. Miguel S. Núñez Pérez, 43 años, 16 años de cartero en 4 parroquias de Nogueira de Ramuín. José Paz


80 kilómetros llenos de paradas -unas 200- para aproximarse a un destinatario con forma de buzón. Mientras conduce recita una letanía de nombres y direcciones genéricas a modo de enigmas casi tan sinuosos como el trazado. Miguel -43 años- es funcionario  de Correos, de los de antes, por oposición, a los 18 años. Destinos: Madrid, Pontevedra, y desde hace 16 años, por Luíntra. En Correos conviven funcionarios con personal laboral, “Temos uns dereitos similares, pero na práxis somos moi distintos; cada vez somos menos os funcionarios, e máis os laborais; ademais estase incrementando a figura do laboral eventual”. Miguel representa a la CIG en Correos, inevitable aferrarse al mensaje. “Unha reportaxe así en plan amable, e non reivindicativo da CIG”, como en un momento apunta de inicio. Pero en esta realidad las cifras cantan, en el año 1998 en Ourense había 330 carteros rurales, en el 2017, quedan 152. Miguel se conoce el nombre de todos los vecinos, la única manera de repartir los 250 envíos ordinarios y 20 certificados que en la mañana de un martes, día de poco trajín, reconoce, “Mira, este pon Faramontaos, pero en realidade é Esperela 15”, y así todos. “Ou traballas con listado ou tes que coñecer os nomes”, incluso parentesco, por si optas en la entrega por hacerlo en mano de un familiar, hay mucha gente mayor, algunos impedidos. “O único listado que vén ben é o do censo, para as votacións; o resto está manga por hombro”

Un trayecto puede ser una radiografía del territorio, más la saca de un cartero. Si en San Miguel do Campo donde se inicia el trayecto, una zona periurbana de tipo residencial donde habita gente joven, con el correo ordinario se hace visible el propio de las compras por internet, según te alejas del nucleo, éste desaparece. “Os vellos non mercan chinos”, pero sí tienen correspondencia bancaria, y si en zonas próximas conviven varias entidades, en la lejanía el dominio total es de Abanca. En la época de las castañas no es raro ver el maletero de regreso al edificio de Correos junto a la Estación NOGUEIRA DE RAMUÍN 26/06/2018.- Realidad rural a través del oficio de cartero. Miguel S. Núñez Pérez, 43 años, 16 años de cartero en 4 parroquias de Nogueira de Ramuín. José PazEmpalme, donde se agrupan 21 carteros rurales de la zona, lleno de paquetes reglados de 10 o 30 kg; lo más raro, una pareja de abejas reinas, con permiso reglamentario para ello. En navidades, la paquetería en pleno de Amazon. 

Hay una querencia en el paisaje rural por la bruma y el “orballar” silencioso. La mañana es perfecta, siluetas de personas que caminan entre muros que delimitan fincas, árboles frondosos y la estela de la aldea al fondo, como quien se aleja lo justo para no tardar en volver. La escena se repite, Miguel balbucea para sí una retahíla de nombres, minetras despliega el surtido de cartas entre las manos. 

La conducción requiere suma pericia, con paradas costantes; en algunas zonas el ajuste es casi al milímetro.

“¡Cuidado con el perro, que muerde!”, escrito en azulejo debajo del indicativo de una empresa de seguridad, en una columna. En otra paralela el buzón de entrega, a 1,80 m del suelo, como reza la ley que la mayoría cumple. Para llegar a otros buzones hay que subir escaleras “algúns quéreno meter na cama”. Pero el mayor problema no era el perro, que habitualmente lo es, en el trayecto encontraremos perros sueltos, él sabe cuáles muerden, a veces opta por no bajar del coche; la amenaza en este caso resultó ser un avispero, dentro del buzón, el año pasado recibió 7 picaduras a la altura del reloj, por suerte no es alérgico. Toca al timbre y avisa al dueño de la presencia de los nuevos inquilinos.

El servicio de correos es universal, a todo el territorio y de forma permanente, así reza en los derechos de los usuarios postales, por eso el cartero es el único -otros, el panadero y el pescadero, lo hacen varios días a la semana- que a diario transita por estos lugares, la mayoría en un declinar demográfico imparable; la gente, mayor, más allá de la lógica desconfianza por el -hoy- extraño acompañante, presenta una salud muy depauperada por el inevitable paso de los años. No vemos niños, la mañana de bruma y siluetas en claroscuro solo concibe “veteranos”. Ni siquiera ganado, un drama de magnitudes impredecibles, que paulatinamente ha modificado el paisaje, los otrora territorios de cultivo son un bosque cuyo arbolado restringe la línea de horizonte, en los 80 km recorrido -unas 50 aldeas- solo vemos dos pequeñas explotaciones de vacas que resisten, en Valdo Pereiro y Eiradela, “A maioría da xente son vellos, pero traballar, madre mía”. dice, mirando para una finca de patatas. Todos conocen al cartero, por su nombre, y lo estiman, NOGUEIRA DE RAMUÍN 26/06/2018.- Realidad rural a través del oficio de cartero. Miguel S. Núñez Pérez, 43 años, 16 años de cartero en 4 parroquias de Nogueira de Ramuín. José Pazalguno hasta opta por invitarlo a tomar un vaso. 

Cuanto más alejado de las zonas periurbanas y de los núcleos el entorno figura más depauperado

¿Futuro? “moitos destes pobos estarán pechados en menos de 10 anos; non se apostou por un relevo, e agora xa non é posible”. Miguel ha visto cerrar varias aldeas; “Na parroquia da Moura houbo 158 persoas censadas, hoxe son 104; no colexio son 5/6 neniños, ¿ulo o relevo?”

 La única carta carta, manuscrita, de particular a particular, la entrega Miguel en Pacios. El destinatario también muestra sorpresa, a su manera.

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