La conferencia titulada "Domingo Fontán é a Fundación do seu nome", a cargo de César Camargo Sánchez, vicepresidente de la Fundación Domingo Fontán, tataranieto del geógrafo gallego, abrió ayer en Trasalba la primera de las dos jornadas que la Fundación Otero Pedrayo dedica a dos de los gallegos más ilustres bajo el lema "Dúas vidas ao servizo de Galicia".
¿Qué supone para usted abrir las jornadas?
Muchísimo, me supone la ocasión de renovar la vieja amistad entre la familia de Domingo Fontán y Otero Pedrayo. Me supone una ilusión muy grande.
¿Y Otero Pedrayo?
Significa algo muy querido, toda nuestra familia le está muy agradecida, en tiempos difíciles nos echó una mano.
¿Qué me puede decir de Domingo Fontán?
Para vivir su vida necesitaríamos varias vidas. Es un ilustre desconocido, se le empieza a conocer en Galicia por la carta geográfica. Dedicó su vida a su tierra, hizo el mapa que supuso su desarrollo. También fue un gran político en el Congreso de los Diputados durante la regencia de María Cristina de Borbón y desde 1840 con Espartero. Durante esa etapa, en su mente siempre estuvieron los problemas de su tierra.
Qué bien vendría ahora...
Seguro, pero si viera lo que hay se volvería a morir. Una España unida siempre estuvo en su cabeza. Fue célebre una frase suya en el Congreso, "lo que hay más allá de los Pirineos que no lo separe nadie". Siempre tuvo unos valores atemporales, la honradez, la perseverancia, el espíritu de trabajo.
¿Lleva mucho tiempo preparando la conferencia?
Me pasa como le pasaba a Domingo Fontán, que iba al Congreso con un guion y luego decía lo que sentía.
Ahora tendrá más tiempo para la Fundación...
Me jubilé este verano después de 40 años como abogado y es verdad que ahora la Fundación se convierte en algo prioritario. Con los años aprecias además otras muchas cosas, la tranquilidad es una de ellas. Me doy cuenta que cada vez que vengo a Galicia (vive en Madrid) me noto mucho más sereno.
