EN OURENSE

La ciudad espera desde hace 24 años por las obras de la plaza de As Burgas

En el resto de Galicia se invirtieron 50 millones y el de Ourense es el único de los grandes mercados de las urbes sin rehabilitar

La plaza de abastos de As Burgas sigue de farolillo rojo entre las ciudades gallegas en lo que a mejora de sus instalaciones se refiere. El tiempo pasa y la prometida reforma no llega. Los trámites burocráticos y dificultades económicas superados en otras urbes son una losa en Ourense. Las paredes del mercado principal oyen desde 1993 una rehabilitación que aún no ha llegado 24 años después. Cuenta desde el año 2015 con 3,6 millones de euros concedidos por el Ministerio de Fomento, a los que se sumarían 1,9 millones más del Concello. En total, 5,5 millones para reformar el edificio principal con arreglo a un proyecto que sigue esperando y que fue redactado en 2009.

Ahora, la oposición acusa al gobierno local de pasividad en la gestión del proyecto, que podría poner en riesgo la subvención de Fomento, y el gobierno culpa a la oposición de poner trabas al acceso a la partida económica. Mientras, las obras de traslado de los placeros a la Alameda continúan, pero nada se sabe de la licitación del proyecto de la obra en el edificio principal.

Los comerciantes gestionan el mercado mediante concesión desde el año 2000, pero ya siete años antes el Concello quiso hacer una reforma que no se inició por sospechas de irregularidades en la adjudicación. En el año 2008 la administración local pagó un estudio de viabilidad que aconsejaba obras para mejorar el mercado y "un entorno urbano con carencias". Tampoco esa sería la oportunidad para la plaza de abastos ya que llegaron a producirse enfrentamientos entre comerciantes y gobierno local (del BNG y el PSOE), lo que volvió a retrasar cualquier intervención. A lo sumo, en el 2015, un ascensor  y el cambio de suelo en el edificio principal.

Según datos de la asociación de comerciantes, en la plaza hay 244 puestos entre edificio, rianxo y bajos de la Alameda. Tiene una superficie comercial de 3.034 metros cuadrados, se estima que el volumen de negocio asciende a 25 millones de euros anuales y mantiene 235 puestos de trabajo directos. Unas 18.000 personas compran anualmente en el mercado.

EL RESTO DE GALICIA

El debate encallado en Ourense está resuelto hace años en las otras ciudades gallegas. Según datos de la Federación de Prazas de Galicia (Fepragal), en A Coruña hay ocho mercados municipales, reformados en más de una ocasión. El de la Praza de Lugo es el más importante, cuenta con 156 puestos y tuvo 21 millones de euros para su transformación, acometida en el año 2003. En la ciudad de Lugo conviven la plaza de abastos y el mercado Quiroga Ballesteros. Consta de 123 puestos y aún en el año 2014 fue sometido a una reforma, que contó con una fuerte inyección de fondos públicos. En Pontevedra el arquitecto César Portela firmó la rehabilitación de un mercado que tiene 300 puestos. En el año 2003 contó con casi 10 millones de euros para obras y en la actualidad se está modificando la segunda planta para crear una zona gourmet. Ferrol tiene tres mercados y en la actualidad se está reformando el de Caranza. El de A Magdalena, con cien puestos, fue remodelado en 1998 gracias a un convenio entre la Xunta y el Concello. En Santiago la plaza es el segundo lugar más visitado, tras la catedral. Tiene 200 puestos y contó con ayudas públicas de 5,2 millones de euros. En Vigo, el mercado de Progreso se inauguró en el 2016 después de una inversión de siete millones. El de As Travesas se abrió en el 2005 con aportaciones de tres millones y en el del Berbés, se invierten 1,7 millones.

Por lo tanto, en los últimos años se han invertido algo más de 50 millones de euros en la reforma de los mercados municipales de las principales ciudades gallegas.

Mientras, los comerciantes de la plaza de abastos de As Burgas mantienen un fuerte nivel de actividad y los puestos, casi plena ocupación, pero acusa el paso del tiempo. A su vez, los modelos de compra están rotando, una filosofía a la que las plazas se quieren sumar con una apuesta por la modernización, la especialización y la incorporación de atractivos como el tapeo, pequeña restauración y tiendas gourmet. 

Ese es el camino que están tomando los mercados de las principales urbes gallegas. En el caso de Ourense, en As Burgas ni se sabe cuándo habrá obras. En el otro mercado municipal, el de A Ponte, se gastaron más de dos millones en su rehabilitación, pero nadie está interesado en sus puestos.

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