Paz Carro dice que viene de familia de "manitas" y sus escenografías navideñas son muestra de ello. En 1998 empezó a internarse en el mundo belenístico, en el que sigue experimentando con la misma pasión que entonces
Las escenas de los belenes de Paz Carro invitan a adentrarse en un mundo en miniatura. "Esa es la idea, que se haga acogedor", comenta la artesana. Comenzó a dar los primeros pasos en esta disciplina en 1998, después de "horrorizarse" con las dimensiones e imágenes de las representaciones típicas de belenes. "Mi hermano me dijo que podía probar, porque siempre se me dieron las manualidades", comenta Carro. Y ahí comenzó todo, hace 20 años. Ahora, compagina su trabajo con su pasión por este tipo de escenografías.
"De ver las primeras a las de ahora, se nota la evolución en mis obras, todo de forma autodidacta", resalta la artesana. Cada pieza que realiza es "única", porque eso de repetirse no va con ella. Aunque al principio realizaba escenas de todo tipo, últimamente se inclina más por la geografía gallega. "Voy por ahí y me fijo en muros y en construcciones, saco una foto con el móvil y luego utilizo detalles para hacer mi composición", comenta. Además, en sus paseos también recoge elementos naturales, como ramas u hojas. "Salir conmigo al monte es terrible porque voy cogiendo cositas que veo y me gustan", bromea. Este tipo de complementos aportan, según Carro, cambian una "barbaridad" las escenas que, de pronto, tienen vida.
Su página web le sirve de enlace con el resto de España, donde hay "más tradición belenística". No obstante, ha participado en diversas ferias artesanales de la comunidad, y su producción llega a diversos puntos de la geografía nacional e internacional.
Detrás de cada pieza hay muchas horas de trabajo y de esmero, difíciles de cuantificar en dinero. "Cuando me dedico a esto pierdo la noción del tiempo porque me relaja mucho", dice. En Seixalbo se puede visitar, con cita previa, la exposición de sus obras hasta el próximo 4 de enero.
