ECONOMÍA

La crisis catalana daña ya a las empresas ourensanas

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photo_camera Manifestantes pasan ante una tienda de Adolfo Domínguez en Barcelona, el pasado 29 de octubre.

Varios sectores están "preocupados" y marcas del textil acusan descensos de ventas del 20% 

"Preocupación" es el término redundante en las opiniones vertidas por representantes de algunas de las empresas ourensanas con intereses comerciales en Cataluña. Sectores como el textil, la automoción o el agroalimentario de la provincia que venden en Cataluña están recibiendo malas noticias en las últimas semanas como consecuencia del convulso escenario político.

Sociedad Textil Lonia (STL), que fabrica las colecciones de Purificación García y Carolina Herrera, está monitorizando a diario las ventas, sobre todo en Barcelona. Según fuentes de la compañía, en sus tiendas del centro la facturación está bajando las últimas semanas entre un 25% y un 30%, y de media en todos los puntos de venta de la Ciudad Condal "en torno a un 20%", aclaran las mismas fuentes.

Adolfo Domínguez también reconoce un parón en las operaciones comerciales. "Es cierto que debido a la céntrica localización de algunos de nuestros locales, como por ejemplo nuestra flagship en el Paseig de Gracia, donde está el epicentro de las movilizaciones, lo notamos en las ventas", dice un portavoz de la compañía textil, que elude hablar de porcentajes de caída. La textil ourensana confía "en que todo se resuelva cuanto antes" desde el punto de vista político. Adolfo Domínguez encuentra este revés año y medio después de haberse desprendido de su edificio en el número 32 del Paseig de Gracia por 45 millones de euros y en un momento en el que "nos encontramos en un contexto general de subida de ventas en todos los mercados en los que estamos", afirma este portavoz.

Roberto Verino, como sus colegas del sector, está percibiendo las consecuencias de la crisis en sus operaciones en tierras catalanas. Desde la compañía hablan de preocupación "porque lo que está sucediendo está afectando a la economía, al consumo y al empleo y, por lo tanto, a las ventas".

AGROALIMENTARIO

Cataluña es una comunidad donde los productos de la industria agroalimentaria ourensana tienen buena acogida. Coren, la referencia en el sector, tiene presencia en la comunidad, como en las otras 16 españolas y, de momento, "no se han visto afectadas nuestras ventas", dicen en el grupo cooperativista. Atribuyen el buen comportamiento de las cifras a que "los productos gallegos son bien acogidos en el mercado catalán porque se trata de productos de alimentación básicos con una calidad reconocida y que mantienen su mercado". En el grupo ourensano indican que su presencia en 17 comunidades y 42 países mitiga "el impacto de un posible problema puntual en una región".

Expectantes y "muy pendientes de la evolución de los acontecimientos" están en el grupo vitivinícola Campante Morgadío, que tiene en Cataluña un mercado importante. Ana Méndez Gil, directora de exportación, aclara que sus clientes son del sector de la hostelería, no de la alimentación. La campaña navideña "nos dirá con claridad si hay o no afectación", indica. Cree que si el consumo se reduce o el turismo merma "las ventas pueden también sufrir un retroceso". Prefiere, en todo caso, esperar acontecimientos y que la situación política se vaya normalizando.

AUTOMOCIÓN

Normalidad es lo que esperan también las empresas de automoción y que trabajan para matrices catalanas. Un empresario del sector, con fábrica en San Cibrao das Viñas, aclara que "a nivel técnico todo va bien", pero reconoce que "después de muchos años peleando por obtener contratos sería una pena que se perdiesen". Este directivo indica que "estamos siempre preocupados por la estabilidad de los lugares en los que están nuestros clientes y en este caso no es una excepción".

La preocupación de los empresarios ourensanos es entendida por José Manuel Pérez Canal, presidente de la Confederación Empresarial de Ourense (CEO). Aboga porque "las cosas se normalicen cuanto antes dentro de la ley en Cataluña porque los empresarios necesitamos seguridad jurídica para hacer nuestras actividades, porque sino todo sería un desastre". Canal dice "entender perfectamente la inquietud de mis colegas y espero que pronto haya una solución a este conflicto".

Varias alertas sobre la bajada de la facturación del sector desde octubre

Mientras, en Cataluña, las ventas del pequeño y mediano comercio han caído en octubre hasta un 30 %, según el secretario general de la Confederación Española del Comercio (CEC), José Guerrero, quien ha alertado de que el sector vivirá una profunda crisis si la situación de inestabilidad se prolonga.

"Como ya nos temíamos, la situación de inestabilidad política ha tenido un impacto muy importante en nuestra actividad", subrayó Guerrero. En el caso del comercio textil la situación se ha visto agravada por las altas temperaturas que desincentivan la compra de prendas de abrigo.
"Estoy seguro de que a las grandes superficies les está pasando lo mismo", señaló Guerrero, que subrayó que, "lamentablemente no hay visos de que se vaya a recuperar la normalidad a corto plazo", advirtiendo además de que para que el consumo se recupere es fundamental que aumente la confianza del consumidor.

Las patronales hablan de caída de ventas y pérdida de confianza de los consumidores

Diferentes colectivos empresariales se llevan pronunciando los últimos días en torno a la deriva política que se vive en Cataluña y su repercusión en las ventas de sectores clave. La patronal Acotex, del sector textil, acusa caídas en las ventas cercanas al 30% en las últimas semanas. Así lo reconoció recientemente Eduardo Zamácola, presidente de esta entidad, que no es el único en expresarse en estos términos. Una encuesta realizada entre miembros de la patronal de la pequeña empresa y microempresa catalana (Pimec) indica que el 62% de los empresarios acusan ya bajada en sus ventas, un porcentaje que podría incrementarse de no reconducirse la crisis institucional. 

En este escenario, varios observatorios catalanes empiezan a detectar una pérdida de la confianza de los consumidores, lo que podría ir contra la rentabilidad de las empresas y el mantenimiento del empleo. Las ventas cercanas a la Navidad serán el mejor termómetro.

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