ENTREVISTA

“Cuanto más nos acercamos a los ciudadanos, más fuerte es la justicia"

Feliciano Trebolle, presidente de la Audiencia Provincial de Valladolid (MARTIÑO PINAL)
photo_camera Feliciano Trebolle, presidente de la Audiencia Provincial de Valladolid (MARTIÑO PINAL)

Feliciano Trebolle, presidente de la Audiencia Provincial de Valladolid

El ourensano Florentino Trebolle afronta una breve estancia en su ciudad de origen por motivos familiares. Gran defensor de una Justicia abierta al ciudadano, mostró su punto de vista sobre la sociedad y los jueces en una conferencia organi- zada por la Asociación de Propietarios de Fincas Urbanas de Ourense.

 

¿Qué imagen perciben que tiene la sociedad sobre su profesión?

Con carácter general, nosotros percibimos una imagen de la sociedad hacia la actuación de los jueces y tribunales marcada por la desconfianza, por la creencia de que la Justicia se aplica sólo para los pobres y que si conoces a alguien en los juzgados, la sentencia te puede ser favorable.

 

¿Temen que esa visión pesimista se perpetúe?

En los últimos tiempos estamos asistiendo a una evolución distinta, donde esa desconfianza que existía está cambiando, y creemos que lo está haciendo a través de los medios de comunicación,    que  reflejan lo que estamos trabajando en la lucha contra la corrupción urbanística y política. La sociedad se está dando cuenta de que jueces y magistrados constituyen un poder independiente que continúa investigando.

 

¿Como juez, considera “justa" la Justicia en España?

Nosotros creemos que se ignora mucho la forma de actuar de los jueces y magistrados. La prueba más sencilla de esta realidad se da en Valladolid, sin ir más lejos, donde asisten muchos ciudadanos de la capital y el resto de la provincia a juicios gracias a un convenio firmado con la Diputación, a través del que ésta pone un autocar a disposición de los interesados, de modo que llegan a la Audiencia Provincial unas 60 personas. Allí se les indica en qué consiste la sala en la que están situados y qué se va a juzgar, y luego asisten al propio juicio. Al término de éste, yo pido una encuesta en la que la opinión que tenían sobre la Justicia antes del juicio, si ésta ha cambiado tras asistir y su valoración de la actuación del tribunal. Una de las observaciones que más me llamó la atención fue un comentario sobre la difícil papeleta del juez tras oír los convincentes discursos del fiscal y del abogado defensor. Esto es un ejemplo de que cuanto más nos acercamos a los ciudadanos, más fuerte se hace la administración de Justicia y más se cree en los jueces y magistrados.

 

¿Cree que el ciudadano considera herméticos los órganos judiciales?

Hace muchos años, los juzgados eran silencio y oscuridad, no se sabía nada de nada, y tiene que ser todo lo contrario. Los juzgados deben estar totalmente abiertos a la sociedad, y ésta debe tener esa confianza. Para nosotros, la apertura a los medios de comunicación es importantísima, porque son la vía idónea para transmitir de forma correcta la noticia de la administración de Justicia a la sociedad.

 

La gran cantidad de juicios mediáticos que hay hoy en día ha hecho que el ciudadano de a pie sepa el nombre de muchos jueces como Alaya, Ruz o el inhabilitado Silva. ¿Cree que es negativa esta mediatización?

Yo pienso que no. Se pueden llegar a conocer cinco o seis nombres de jueces de la Audiencia Nacional que están trabajando en procesos de unas características increíbles, como es el caso de Mercedes Alaya, ante cuyo trabajo hay que descubrirse, ya que está decidida a llevarlo adelante, caiga quien caiga. Esto es lo que necesita la sociedad: saber que el Poder Judicial es independiente y que está ahí para la defensa de la sociedad. A mí la mediatización no me parece mal, porque son los instructores de un procedimiento y no es negativo que se sepa que son ellos los que lo están haciendo. Tenemos una servidumbre por el cargo que tenemos y debemos aceptarla.

 

¿Descarta entonces que la presión mediática pueda influir sobre los jueces?

Yo he vivido juicios durísimos, y en ellos, cuando el tribunal se retira a deliberar, lo hace de una forma totalmente objetiva e imparcial. La presión mediática no puede nunca con un juez a la hora de dictar la sentencia, y de esto estoy muy orgulloso.

 

¿Qué partes de su trabajo cotidiano desconoce la sociedad en general?

Yo pienso que la sociedad española no conoce en realidad cuál es el trabajo de los jueces y magistrados. La gente no sabe que los jueces por la mañana no dictan sentencias porque no tienen tiempo, porque su misión durante el transcurso de la mañana es investigar, resolver cuestiones de trámite, permisos penitenciarios y montones de cosas que se tienen que llevar a sus casas y trabajar por la tardes y gran parte del fin de semana. Es un trabajo muy vocacional el de juez.

 

¿Qué pasa por la cabeza de un juez cuando llega la hora de dictar sentencia?

El juez aplica una serie de normas. Durante las intervenciones del acusado, los testigos o los peritos, los está observando y analizando su psicología para alcanzar la conclusión de quién dice la verdad y quién miente. Ante las dudas derivadas de las declaraciones, el juez hace unas preguntas, a través de las que alcanza unas conclusiones. Además, se apoya en la totalidad del conjunto de la prueba, en la prueba documental, en las declaraciones del acusado, en la prueba testifical y en la prueba pericial. Si aun así tiene dudas o la acusación carece de pruebas, dicta sentencia absolutoria. Una vez que el tribunal ha valorado las pruebas, su reunión es un caudal de comentarios y pensamientos del que salen muchísimas cosas de las que hay que obtener una conclusión unánime.

 

¿Es mejorable nuestro actual sistema judicial?

Yo digo siempre que es difícil encontrar en toda Europa la calidad que tiene los jueces y magistrados españoles. Partiendo del ideal de que haya una Justicia ágil y de calidad, la segunda la hay en abundancia, pero la agilidad es el gran problema de la Justicia española y es lo que hay que cambiar. Desde el estallido de la crisis, los órganos judiciales están totalmente desbordados. No se puede hacer frente a un número tan grande de asuntos, y hay que reconocer que la Ley de Tasas los ha reducido, pero la solución es que los partidos políticos se pongan de acuerdo con reformas legislativas, la implantación del principio de oportunidad, la mediación y la creación de más órganos judiciales.

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