El exjugador de baloncesto y médico, Juan Antonio Corbalán, estará en Ourense participará en la asamblea general de los empresarios del Polígono San Cibrao
Un mito del baloncesto español como Juan Antonio Corbalán, que ganó infinidad de títulos con el Real Madrid en las décadas de los 70 y 80 y también la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 con España estará esta tarde en Ourense. Corbalán, hoy prestigioso cardiólogo y experto en medicina deportiva, ha sido invitado para participar en la asamblea general de los empresarios del Polígono de San Cibrao para impartir una conferencia.
Viene a hablar de la actitud para lograr el éxito y la felicidad. ¿Es clave?
El trabajo es algo necesario, no un castigo, debe formar parte del desarrollo del individuo y su relación con la sociedad. Eso no pasa por la autoestima solo, sino que tu organismo a través de ese trabajo obtiene mejor disposición y te acaba llevando a un mayor grado de felicidad. Cuanto más feliz, mejor afrontarás las tareas, es un círculo virtuoso, es lo que debemos perseguir.
Leyenda del deporte español y reconocido médico. Parece inviable en la actualidad, ya que los deportistas de élite viven cada vez más alejados de la realidad.
La culpa no la tienen los deportistas, sino, como dicen los liberales, los mercados. Te exigen una tarea, determinado nivel de profesionalización y lo lógico es que la gente se especialice muchas veces, para mí, en exceso. Antes que deportistas o profesionales somos personas y volvemos a la actitud. Hay unas que son más inquietas, se interesan por cosas, profundizan, interactúan y en función de ese interés hay deportistas que se meten en la sociedad y otros que prefieran sus jaulas de oro.
Una medalla olímpica, decenas de títulos, fama.¿Lo fácil sería vivir de eso?
Todo lo que se consigue durante el deporte se traduce en prestigio, pero del prestigio no se come y no es eterno, te lo tienes que ir ganando día a día. Y eso se hace aportando cosas a la sociedad.
¿Está más orgulloso de su carrera como jugador o médico? No debió ser fácil estudiar Medicina mientras era profesional.
Aproveché muy bien mi tiempo de los 18 a los 25 años para la carrera. Estudié, competí y una vez que te pones a trabajar no quieres parar pese a que me lo podía haber permitido. El trabajo forma parte de mi autoestima, es clave para mi felicidad.
El éxito no tiene por qué cambiar a una persona.
Tendría que cambiarla para bien. Puedes llegar al mayor éxito del mundo pero no vivir en él de forma permanente. El 99,9% de la gente no va a conocer el éxito rotundo. La gente que cree que ha conseguido todo lo único que demuestra es su estupidez, siempre quedan cosas por saber o hacer por muy bueno que seas.
¿El deporte debe ser un pilar de la vida?
Más bien, la actividad física, el sedentarismo nos mata físicamente e intelectualmente.
¿Se puede convertir en una presión excesiva, especialmente en jóvenes?
Si consideras que el deporte está hecho para hacer a los niños jugadores profesionales, los estás matando. El deporte empieza siempre por aprendizaje, disfrute, felicidad y una mínima parte, los elegidos, tendrán la oportunidad de ser profesionales y ganar dinero. El niño o la familia que quiera empezar la casa por el tejado está condenado a la infelicidad.
¿El dinero ha hecho desaparecer parte de la esencia del deporte?
Pues sí, algo se pierde pero diría que por cada deportista profesional hay cientos de miles aficionados y estos no han perdido, afortunadamente, ese espíritu y ese bienestar que se persigue. Si eres profesional, hay una etapa en la que mantienes esas ilusiones, pero llega un momento en que te acabas haciendo un trabajador y debiendo a quien te paga.
¿El talento, sin esfuerzo, no vale?
Entre lo genético y lo adquirido siempre es más importante lo segundo. Una persona sin mucho talento, solo con trabajo permanente, puede conseguir muchas cosas. Una persona con muchos genes y talento, si no trabaja, no es nadie. Pasa lo mismo con las enfermedades, aunque tengas malos genes, con buenos hábitos puede no desarrollarlas y unos malos pueden hacer que las desarrolles.
