TIEMPO

La borrasca "Félix” provoca una fuerte crecida de los ríos ourensanos

En la comarca de Monterrei llegaron a registrarse inundaciones, mientras se espera para hoy lo peor 

Los efectos de la borrasca "Félix" se dejaron sentir durante la jornada de ayer en diversos puntos de la provincia. De hecho, ni en Verín ni en Vilaza (Monterrei) daban crédito a primera hora de ayer al ver el nivel alcanzado por los ríos Támega y Búbal tras las crecidas. En el caso del primero, llegó a situarse, a su paso por La Noria, a un palmo de superar los muros que delimitan su cauce, que sí desbordó aguas abajo, en la localidad de O Rosal (Oímbra) y a la altura del área recreativa próxima a la arenera. La alcaldesa del municipio, Ana María Villarino Pardo, se vio obligada a ordenar el corte de la carretera que discurre desde el puente hasta la aldea de San Cibrao, al encontrarse totalmente anegada en su primer tramo. También el área recreativa de Rabal, en el mismo municipio, se anegó totalmente. De hecho la situación del Támega llevó a la Confederación Hidrográfica del Duero a avisar a Protección Civil al alcanzarse un pico de 172 metros cúbicos por segundo, cuando el nivel de alarma está establecido "en los 110", según informaron desde el organismo de cuenca.

Todavía en la comarca de Monterrei, en Tamaguelos, dentro del término municipal de Verín, el agua impidió el acceso a la zona recreativa, y en A Pousa (Monterrei), también desbordó el río.

Fue el río Búbal, sin embargo, el que alcanzó la  mayor cota de protagonismo en la comarca, con su desbordamiento en la Alameda de Vilaza. Las inmediaciones de su cauce y parte de las vías aledañas a la zona de ocio estaban ayer totalmente anegadas, sólo tres meses después de que, en ese mismo punto, el cauce no desplazase agua alguna.  

En las comarcas de Terra de Celanova y la Baixa Limia, el río Caldo bajaba con un caudal considerable, si bien no provocaba ningún daño. En Allariz, el Arnoia registró una importante crecida. El concejal responsable de Protección Civil, Bernardo Varela, reconocía que "o cauce ten moita auga e vai atoldado, pero sen danos. O peor será pola noite". Por otra parte, subrayó que tuvieron que salir a atender un pequeño derrumbe en el acceso a Roimelo, aunque no impidió la circulación.

El regato Maquiáns, en Ribadavia, discurría debordado en la tarde de ayer, a su paso por A Veronza y los vecinos temen -de persistir las lluvias- una nueva inundación de la zona por el temporal. El del pasado mes de enero dejó grandes desperfectos, al tiempo que provocó el cierre al paso del puente de A Veronza.

En O Barco, ya en la comarca de Valdeorras, la crecida del río Sil obligó a cerrar una zona de la playa fluvial del Paseo do Malecón. La zona próxima al trampolín quedó bajo las aguas por lo que la Policía Local instaló cintas en las escaleras de acceso.

Y en Manzaneda, a pesar de la nieve acumulada, la previsión de fuertes vientos durante este fin de semana llevó a los gestores de la estación a mantener cerradas pistas y remontes, permaneciendo abiertas al público tan solo las instalaciones hosteleras.

Entre la madrugada y las cuatro de la tarde se espera que llegue lo peor del temporal

Aunque se apuntaba la posibilidad de que la borrasca empezara a recrudecerse en las últimas horas de la tarde de ayer, desde Meteogalicia puntualizaron que "lo peor estaba previsto para la madrugada del fin de semana y hasta las tres o cuatro de la tarde del domingo", según el meteorólogo Juan Taboada. Avanzó que "la previsión es que se registren vientos de entre 70 y 80 kilómetros por hora en la provincia de Ourense, que podrían dispararse  por encima de los 100 en las zonas de montaña". Ayer llegaron a 136,8 kilómetros por hora en Carballeda de Valdeorras. 

En cuanto a la lluvia, la previsión es de 20 a 30 litros, salvo en  el sur de la provincia, donde se llegará a los 40 litros".

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