33 DÍA DE LA BICI

El reino de las bicicletas

Miles de personas salieron ayer a las calles para celebrar el Día da Bici. Una consolidada prueba marcada por la puesta en valor de la bicicleta, el respeto entre los participantes y su carácter intergeneracional.

Las calles de la ciudad exhibían ayer un deslumbrante espectáculo de contrastes. Abuelos y nietos, padres e hijos, subidos en sus bicicletas se acercaron hasta la Alameda al mediodía para dar la bienvenida, un año más, al Día da Bici + Deporte La Región. A eso de las once de la mañana el ambiente ya se mostraba animado en la céntrica calle Progreso, en parte debido a que la climatología también acompañó. El lleno a rebosar se produjo cuando los relojes estaban a punto de dar las doce, miles de personas se volcaron en la celebración para demostrar que si se habla del Día da Bici no existe un techo que no se pueda superar. Los protagonistas de la prueba conformaron tras la cinta de salida una interminable serpiente multicolor. Desde profesionales del ciclismo equipados con sus cascos, maillot y culotte perfectamente conjuntados con los colores de su equipo, hasta aficionados dispuestos a disfrutar de una jornada en familia.

Participaron muchos niños. "Lo mejor de esta prueba es ver lo que disfrutan los peques. Mi hermana pequeña fue la que me animó a venir", explicó Lucía Robleda, una de las corredoras. La misma situación se produjo en casa de la familia Pérez, donde Candela fue la encargada de convencer a su padre, Antonio, para sacar las bicicletas a la calle.

Los primeros metros transcurrieron lentos. El ritmo pausado marcó el recorrido de la prueba por los diferentes barrios de la ciudad."Estuvo muy chulo", explicaba, tras finalizar la prueba, Ángel Martínez acompañado por su hijo Hugo. "Aprendí a andar en bici en un día y medio", afirmaba el pequeño sonriente. "Dificultad ninguna pero está muy bien pensado para venir con los niños", manifestó Antonio Pérez."Tiene que ser suave para que los niños puedan terminarlo, se podría pasar por zonas más bonitas de Ourense pero no serían tan accesibles para los pequeños", coincidía Carlos Muredás, un asiduo de la prueba, que lleva participando desde hace 12 años con su hijo.

Llegada en la Alameda

Cinco minutos antes de la una del mediodía llegaban, de nuevo a la Alameda, donde estaba situada la meta, los primeros corredores. El ambiente se fue animando sucediéndose los aplausos y choques de manos. A la una y media ya podía verse la cola del pelotón. Lentamente, los alrededores de la Alameda se llenaron hasta los topes. Los pequeños Xaime, Inés y Miguel, de la familia de los hermanos Miguélez, históricos del ciclismo gallego, estaban entre los presentes para demostrar que la pasión por las bicis se lleva en la sangre. "Lo peor fue la última cuesta pero, la verdad, no me he cansado" relataba triunfante Xaime, de 8 años.

El final estuvo marcado por los sorteos realizados por la organización, mientras las bicicletas iban y venían y la música no cesaba. Los corredores agraciados fueron subiendo al escenario para recoger los premios, entre los que había cenas para dos personas, estancias en balnearios o cuatro bicicletas. 

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