reportaje

Escribir poesía para no olvidar todo lo vivido

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photo_camera Jorge y Blanca posan sonrientes cogidos de las manos.

Jorge, de 51 años, es un aficionado a la poesía. La usa para plasmar sus recuerdos desde que le diagnosticaron un tipo de alzhéimer. Mañana es el día de esta enfermedad. Él lucha cada minuto junto a su esposa, Blanca

Mañana se celebra el Día Mundial del Alzhéimer, una enfermedad lenta y dura cuya característica principal es la pérdida de los recuerdos. Jorge Domínguez tiene 51 años, es ingeniero de robótica, hace unos cuatro años le diagnosticaron una hipersomnia diurna, un tipo de Alzhéimer, que le provoca deterioro cognitivo, pérdida de memoria reciente, atención y concentración. Su memoria lejana presenta algunas lagunas. Cuando se lo diagnosticaron su mujer, Blanca Navarro, de 49 años, estaba recién incapacitada por un problema reumatológico que le impide una movilidad correcta. Ambos son padres de tres hijos.

En el ámbito familiar "empezó con pequeños despistes como dejar el móvil dentro del microondas, poner la taza usada del desayuno junto a las tazas limpias...", explica Blanca. Pero eso no era todo, "Él me llevaba al médico por la mañana, después de haber dormido toda la noche anterior y se quedaba profundamente dormido delante de la doctora". El primer paso fue que se lo diagnosticaran."Se quedaba dormido en cualquier momento, incluso haciendo un cuadro eléctrico". A continuación, vino que él lo admitiese, lo cual no fue "fácil". Blanca se ha volcado en ayudarlo y cuando habla sólo salen de su boca palabras de cariño .

A Jorge le encanta la poesía, ha escrito dos antologías y está ahora con "Viajeros en la sombra", la tercera. Siempre ha sido un luchador y, a pesar de que las rimas cada salen cada vez con más dificultad, tiene claro que quiere reunir ahí toda su experiencia. Le gusta dejar por escrito las cosas importantes para no olvidarlas.

En la familia, cada uno lo ha vivido a su manera, pero juntos. "Siempre haciendo juegos para que luche por recordar", explica su esposa. No le gusta que le hablen de pensar y tampoco está informado de la vida cotidiana, pero busca fórmulas "para no dejar morir el cerebro". No se le ha olvidado el manejo del ordenador. En lugar de echarse la siesta, se sienta un rato con el ordenador como quien lee el periódico y ha encontrado un pasatiempo infantil para jugar al ajedrez, ese juego que tanto le gustaba.

El primer día que lo llevaron a la Asociación de Alzhéimer de Ourense, AFAOR, "fue como llevar a un hijo a la guardería, no quería bajarse del coche y pensaba que todo el mundo lo iba a mirar. A día de hoy participa encantado en sus talleres. Es muy bonito ver cómo le da consejos a sus compañeros y les hace de apoyo", cuenta Blanca. "Lo mejor de asociaciones como esta es que pueda ver que de verdad existen personas como él", añade.

Jorge tiene dependencia grado dos, deben vigilarlo las 24 horas y ahora les echa una mano una cuidadora: "Le hemos quitado las cosas más peligrosas como los cuchillos o el fuego pero nunca hemos querido anularlo", dice su mujer.

"Pero, ¿quién ha dicho que esto es negativo?", cuestiona Blanca. Tiene claro que han vuelto a descubrir que la vida es muy sencilla, se trata de pequeños momentos. No hacen planes de futuro más allá de sentarse todos juntos a la mesa. Han dejado de correr y eso es lo que los convierte en especiales. Porque como ella dice esta es una segunda vida, en la que pueden ser todo lo que han sido y más. 

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