CLAVE SEMANAL

La espera bien vale un beso (o más)

A los agricultores se les hiela hasta la sangre. El tono de voz de Adolfo Domínguez ya no se quiebra. La pasión por el trabajo sigue ahí, también la de un beso furtivo con el semáforo aún en rojo.

LUNES 24 DE ABRIL |Queridos señores de Correos, dos puntos

El servicio de Correos se está quedando para la añoranza. Para traer de nuevo a escena al célebre Braulio, el enjuto y bigotudo cartero de Crónicas de un Pueblo; para recordar que en El Cartero, Mario solo tiene un receptor de las misivas que lleva, que no es otro que el mismísimo Pablo Neruda. Y, claro, El cartero siempre llama dos veces. Bueno, en realidad, ya tiene que llamar más de dos. Cuando llega ya no hay nadie en casa esperando que suene el timbre. No llega carta de los tíos de ultramar ni del novio en Los Regulares de Melilla. Ni siquiera de aquel soldado Adrián de El Último de la Fila: "Querida Milagros". Ahora avisos conminatorios, cartas del banco con lenguaje supuestamente amable lleno de letra pequeña. El servicio de Correos, ha subido al desván de las cosas inútiles, por eso sus gestores han puesto especial empeño en empobrecer un servicio ya obsoleto en su concepción actual. Pero, aún así, se siguen haciendo los imprescindibles, por eso hay que clamarles que no dejen al rural sin cartas y casi implorar que no nos tengan a su antojo haciendo cola en el edificio principal de Progreso. El periódico abordó el lunes el diagnóstico de un servicio incapaz de ir con los tiempos. Viven en los mundos de la visera y los manguitos. 


MARTES, 25 | Neologismos y silencios evidentes

Por favor, apunten este neologismo: "ecobarrio". Dice el aserto que hay palabras que no dicen nada y silencios que lo dicen todo. Cuánto más han dicho los silencios de Fidel Castro que sus discursos de seis horas. Cuanto bien hace pensar que si lo que se va a decir no es más bello que el silencio, mejor no pronunciarlo. Qué mejor que hacerle caso a Groucho Marx y quedarse callado aun a riesgo de parecer tonto, más aconsejable que hablar y despejar todas las dudas. El "ecobarrio" se ha incorporado al lenguaje institucional. La Xunta pide en la Unión Europea fondos para que A Ponte sea un "ecobarrio". Todos aplauden (aplaudimos) la iniciativa pero mejor guardar silencio (con la boca pequeña, políticos afectados ignoran de qué va eso), antes de despejar todas las dudas. De momento, palabras, las justas. 


MIÉRCOLES, 26 | Lo que hace por el amor el semáforo

Esta vida nos lleva con el gas a fondo, casi siempre con prisa para llegar a pocos sitios interesantes, siempre pendientes de todo, urgidos de estar a la última, por eso no nos hablamos aunque estemos al lado, nos mandamos "guasás". Esperar es un incordio, lo mismo en la cola de Correos, que en el consultorio médico. Esperar es una pérdida de tiempo y los peatones esperan en el semáforo tres veces más que los vehículos, contaba el periódico. Un fastidio, sin duda. Habría que darle la vuelta: los conductores deberían esperar mucho más tiempo que se ponga verde. ¿Para qué? Para amarse. Circulaba la frase de que si no te besa en todos los semáforos en rojo es que ya no te quiere. Cuánto pueden hacer esos dispositivos por el amor. Cuánto por recuperar los besos robados, por el manoseo sin dar tiempo a pasar al asiento de atrás. Cuánto por recuperar el gusanillo de arrancar un ósculo sin que te vean no sea que te multe la Policía Local, como a aquella pareja de Carballiño, que en 2015 fue reprendida por amarse fuera de las ordenanzas. Que se invierta el tiempo de espera en los semáforos. Para besarse, que ya solo lo hacemos con el emoticono del "guasá". Vaya guasa.

JUEVES, 27 | La soledad, por si viniese a cuenta

Ángeles tiene 90 años, no vive en el recóndito pueblo de irás y no volverás. No. Habita en la muy céntrica calle de Juan XXIII. Fue rescatada tras permanecer 24 hotas en casa sin poder comunicarse por culpa de una caída. Vive sola y una sobrina fue quien reparó en la ausencia. Ya ni el cartero avisa que nadie contesta, deja el aviso y se va. Lo mismo el vecindario, que confraterniza solo en el ascensor. Unas páginas antes el periódico decía que la provincia suma 18 años consecutivos de descenso de la población. Por si viene a cuento pensar en algo.
 
VIERNES, 28 | La solidaridad del mando a distancia

Qué bien ejercemos la solidaridad del mando a distancia. Repantingados en el sofá, con la tele puesta, lo mismo nos lamentamos de las hambrunas del cuerno de África que de la represión de Maduro a sus opositores. Con el mismo mohín, el lamento del incendio forestal y las consecuencias de las heladas, que dejarán en números rojos muchas economías del rural. Lo que les faltaba. La agricultura lleva camino de ser oficio de héroes, si no lo es ya. Los viticultores pedían desde las páginas del periódico auxilio al ver sus viñedos arrasadas por la helada. La administración, seguro, pondrá mil filtros antes de tomar una decisión. En todo caso, con ayudas o sin ellas, se levantarán y con una mano secarán el sudor de la frente y con la otra las lágrimas por las pérdidas. Lo sé, esto también es la solidaridad del mando a distancia.

SÁBADO, 29 | El largo silencio de Adolfo Domínguez

La sencillez por sí sola es aburrida, pero si le añades un poco de poesía marcas la diferencia". "Los diseñadores proponemos cosas y es la gente la que les transforma en moda, cuando las acepta". "¿El futuro? No soy profeta, pero jamás haré cosas estridentes, vestimos para ser queridos". "Seguiré mi búsqueda esencial para llegar a ser el que eres". "El alma modela hasta los huesos". Adolfo Domínguez arrastra un lapidario que llevaba mudo hasta estos días. Salió de su catacumba para decir que no había muerto, que ni siquiera hibernaba. Presentó los resultados de su empresa, todavía teñidos del rojo sanguinoliento que dejó un mal equipo, como reconoció. Ahora la curva se tuerce hacia la recta del desahogo económico, aún lejano, pero alcanzable. De momento, Adolfo Domínguez habla. Buen síntoma. Ahora falta que el mercado le entienda.

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