Ourense es la provincia gallega con un mayor número de parcelas rústicas, superando los tres millones y medio
La provincia de Ourense es la que cuenta con más minifundismo de toda Galicia, con un total de 3.634.224 parcelas registradas a día de hoy por las 2.738.660 de A Coruña -la segunda provincia en peso minifundista de la Comunidad-.
Esto supone un lastre para el avance del rural provincial y de la economía de Ourense en particular, ya que muchas de esas pequeñas parcelas están abandonadas desde hace años y se hace difícil incluso localizar a sus propietarios.
Pero, además, se da la circunstancia de que el número de titulares de parcelas rústicas de la provincia (399.428) es superior al número de habitantes, que el INE sitúa en 309.112 a comienzos de este año.
"El hecho de que la Xunta no abordara hace 30 o 40 años, la concentración parcelaria, ha llevado a que persista este peso tan elevado del minifundismo en Ourense, con más de tres millones y medio de parcelas rústicas y muchas de ellas abandonadas, lo que es un lastre evidente para la economía provincial", señala el presidente de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias, Benito Iglesias.
Explica que de la mayoría "se desconoce a sus dueños o es muy difícil localizarlos, porque han fallecido y sus tierras se han repartido entre numerosos herederos, porque están en un geriátrico y ya no hay nadie que atienda esas parcelas". Eso provoca que, además de tener tierras improductivas, los alcaldes de todos estos concellos tengan auténticos problemas para, por ejemplo, encontrar a quién cobrar los impuestos municipales correspondientes a esas fincas.
Desde Fegein creen que una solución a este problema de abandono "pasa por aglutinar los servicios en los núcleos de población con mayores posibilidades económicas dentro de cada grupo de pequeñas poblaciones". Iglesias pide "un plan estratégico para la provincia y menos complejos ideológicos".
"Hay herederos de esas tierras que son ilocalizables"
El municipio de Coles cuenta con 32.292 parcelas rústicas en la actualidad y su alcalde, Manuel Rodríguez, considera que la s
ituación de estas tierras es un lastre para el municipio, que no les puede dar rendimiento, "en primer lugar por las dificultades que hay para encontrar a los propietarios". Según explica, "si se quisiera vender alguna de estas tierras, tendrían que firmar todos los herederos, y en más de una ocasión hablamos de 15 o 20 personas que están repartidas, en ocasiones, por toda España o incluso el extranjero".
Esto supone un problema también "a la hora de cobrar los impuestos municipales, porque no sabes a quien tienes que remitírselos". E igualmente en cuanto a los desbroces, "puesto que hay herededos de esas tierras que son ilocalizables".
"No se trabajan y, además, nos cuesta desbrozarlas"
El alcalde de 
Cartelle, Jaime Sousa, reconoce que su municipio cuenta con un importante número de parcelas pequeñas y abandonadas. "Junto a ellas hay también un gran número de viviendas con su correspondiente parcela que llevan años abandonadas; algunas de ellas pertenecen a personas que murieron hace 40 años", explica.
Añade que "necesitaría una oficina con dos personas a tiempo completo para localizar a todos los propietarios".
Esta realidad se traduce en "un parque importante de fincas a las que no se les puede dar rendimiento, pero que además suponen un problema para el Concello a la hora de desbrozarlas, porque no resulta nada fácil dar con los propietarios, que pueden estar en otros países o muy repartidos".
