OBITUARIO

Abel Carvajales: corazón social en un buen jurista

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photo_camera El magistrado Abel Carvajales

El expresidente de la sección 2ª de la Audiencia Provincial deja un vacío en la justicia ourensana, en la que aterrizó en 1989. 

La sociedad ourensana dice adiós a Abel Carvajales, el que fuera presidente de la sección 2ª de la Audiencia Provincial hasta el 2008. Afable y buen jurista para sus compañeros de profesión, que ayer recibían la triste noticia del fallecimiento del magistrado, a los 79 años.

En Chantada, su primer destino, le recuerdan con cariño. Allí hizo lo posible por conseguir un Palacio de Justicia, y lo logró. También luchó para que se mantuviera el Casino, una sociedad recreativa que aún hoy es referencia cultural en Galicia.

 Estuvo destinado en Noia y fue en Badalona donde ascendió a magistrado. Aterrizó en la Audiencia Provincial de Ourense en 1989, en una época en la que su profesionalidad fue vital para la justicia ourensana. Formó sala con Cadenas y Godoy y presidió la gestión penal cuando la Audiencia se dividió en dos secciones. En 2008 le llegó la jubilación, que celebró en el restaurante Sanmiguel rodeado de compañeros de profesión y, por supuesto, de su inseparable Asun, que ahora deja viuda, y con la que disfrutó de su pasión hasta el último momento: viajar. Un pazo en Velle fue su particular paraíso de jubilación.

En la Fundación Barata-Ojea Quiroga Vilariño fue "Don Abel", una institución. Presidió esta entidad que desde hace 30 años acoge y forma de manera desinteresada a niños huérfanos en la ciudad, bajo la administración de las religiosas de la congregación de las Hermanas de la Caridad. 

Preocupado por la infancia

Abel siguió los pasos de su padre y presidió la casa de acogida que atendió en un principio a niñas huérfanas y en los noventa se amplió a niños. Hace dos meses, Carvajales cedió el cargo a uno de sus hijos, pero en la casa recuerdan la gran preocupación del magistrado: que los niños estudiaran, que salieran con una carrera. Un buen hombre que creó una familia, dicen las monjitas, que atienden actualmente a 13 menores sin padres. 

Los niños conocieron a un hombre muy bromista que les alegraba las fiestas de Navidad y se preocupaba por su futuro. Su hijo continúa ahora la labor que marcó su abuelo, el padre de Abel Carvajales, en los inicios de la Fundación. 

Antes que esta segunda casa en la que ayudó a centenares de niños desamparados y antes que jurista, Abel Carvajales fue esposo, padre y abuelo. Deja un hueco en una gran familia y el pazo de Velle en el que pasaba gran parte de sus días, en silencio.  Un sitio vacío también se notará en comidas de magistrados jubilados que se juntaban cada poco para recordar los viejos tiempos. 

Familia, amigos y colegas de profesión dirán adiós a Abel Carvajales en el funeral, que tendrá lugar hoy a las 17,30 horas, en la iglesia parroquial de Santa Marta de Velle. 

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