El acusado, adoptado por la víctima, dice que se despertó al lado del cadáver pero que él no fue
José Luis Pérez Rodríguez (31 años) deberá responder ante la Audiencia de un delito de robo con violencia en concurso con uno de homicidio en relación a la muerte de Dolores Rodríguez Míguez -de 77 años, su abuela y también madre adoptiva desde que el inculpado era muy pequeño-, en la noche del 6 de agosto de 2012 en el domicilio familiar de la calle Concejo. Por estos delitos, la fiscal reclama una pena de 20 años de cárcel (15 por el homicidio y 5 por el robo).
Por su parte, la letrada que lo representa plantea la absolución en base a las declaraciones del acusado, quien no reconoce haber dado muerte a Dolores Rodríguez. Luis Pérez mantiene que se fue a cama, tras la toma de más dosis de la habitual de un ansiolítico que le estaba prescrito por su patología psiquiátrica, y que cuando se despertó estaba junto al cadáver de su abuela y madre adoptiva, en medio de un gran charco de sangre. Según su versión, alguien entró en su casa para robar y la mató.
Mientras que la fiscal mantiene que le dio muerte para conseguir dinero con el que comprar droga, el inculpado niega tener adicciones. Algún porro, a lo sumo, afirma.
La mujer fue asfixiada con un cable, posiblemente el del teléfono, pero también fue golpeada de forma brutal con un martillo en la cabeza. Según determinaron los forenses que le practicaron la autopsia, el cadáver presentaba un traumatismo craneoencefálico severo (hasta 10 golpes).
Entre los argumentos que esgrime el fiscal para inculparlo, figura una nota manuscrita hallada en la habitación de la víctima en la que consta 'cosas que me has cogido Luis', 'descontar del reparto de dinero si queda algo para heredar'.
El inculpado reconoció que cogió 300 euros de la casa porque se asustó al ver a Dolores Rodríguez muerta, pero, además, desaparecieron cartillas del banco.
El cadáver de la madre adoptiva del acusado apareció envuelto en una alfombra, bajo la mesa del comedor . Una hija encontró el cadáver cuando, según la primera valoración de los forenses, llevaba entre 24 y 48 horas muerta.
