EN CLAVE SEMANAL

El fuego, en manos de pirómanos

Azules se están quedando todos conteniendo la respiración por el desafío catalán. Pero el tiempo no se ha detenido, tampoco nuestras viejas urgencias, cada vez mayores. 

LUNES, 9 de octubre |  A día de hoy tener  que explicar lo obvio 

Gonzalo Caballero vino a la portada del periódico del lunes como quien pide permiso, casi colándose. Lucía la escarapela de líder del PSOE gallego recién estrenada. Empujó fuerte para buscar sitio pero sin mucha fe, estaba condenado a sucumbir a la estulticia catalana.

Toca poder el vigués gracias a la mayoría de afiliados del partido, que han visto en él méritos suficientes para sacarles de la bisoñez de los últimos años. Es esa arruga que le sale a algunos socialistas en el entrecejo por llevar el ceño fruncido por culpa de llevar años sin tocar poder. Pero ahí está el socialismo gallego estrenando líder después de un proceso normalizado. Había en las urnas ourensanas 612 papeletas con el nombre de Caballero frente a las 335 de su rival, Villoslada, que como todos los perdedores se prepara para la sufrir la purga, más o menos disimulada. Hizo falta recordar que las primarias socialistas fueron legales, convocadas conforme a los estatutos, con candidatos identificados y reconocidos, con una campaña en la que los candidatos se explicaron.

Incluso hubo, claro, sus puñaladitas y sus vendetas. La participación se produjo en una jornada electoral al uso, con su presidente, sus vocales e interventores, con su recuento transparente y con sus resultados proclamados como tales. Como se ha hecho siempre de cuatro décadas a esta parte, por mucho que en los últimos quince días nos digan que democracia es otra cosa, que votar se puede sin garantías y proclamar no sé qué mandatos populares como la verdad revelada, que no admite discusión. Que es un dogma. Lo peligroso es ver cómo se abren desde Cataluña grandes brechas entre bandos, hasta convertirse en auténticas manadas a punto de estampida. Nunca pidas a la manada el más mínimo ejercicio reflexivo y menos cierto espíritu crítico.


MARTES, 10 | En manos de más de un pirómano 

Como si el dueño de la funeraria mata para asegurar el negocio, como si el médico fomentase la enfermedad y con ello garantizarse pacientes para mantener el empleo. También, por supuesto, como si el bombero fuese el pirómano. Detenido en Lobios un brigadista como supuesto autor de seis incendios, decía un titular de portada. Sobre él caen todas las sospechas de una práctica no solo imputable a él.

Hemos engordado a incendiarios que, a su vez, se retroalimentan con sus mecheros. El martes era, efectivamente, un día reservado para gente que prende fuego. Todo el mundo pendiente también de si Puigdemont iba al Parlament con un lanzallamas o se le había mojado la pólvora. Impensable desde los tiempos de la Roma del imperio crepuscular que tantos estuviésemos pendientes de con qué pie se había levantado esta especie de Nerón.

Al final, muchas salvas y no tanta pólvora. De todos modos, seguimos en manos de pirómanos. Hasta el cardenal Richelieu (ah, la Iglesia y su eterno papelón) advertía con su contrastado cinismo: los grandes incendios nacen de chispas pequeñas. Y en esas seguimos siglos después, jugando con fuego. 


MIÉRCOLES, 11 | Las letras, la música y también la doctrina

Lluis Lach le ha puesto música al separatismo, que no es lo mismo que ponerle poesía. El procés le ha rejuvenecido y otorgado notoriedad, ahora como speaker, más que como cantautor. La tecnología e Internet han ido en su auxilio y en Spotify se triplicaron en cuestión de días las escuchas de su creación "L'Estaca", compuesta en plena dictadura y elevada ahora a una especie de himno, haciéndonos creer que es ahora cuando padecemos las ataduras de otra represión de cuyo yugo solo el soberanismo puede liberarnos.

Andaba Llach un tanto perdido por las páginas del periódico, tomando protagonismo tras la intervención de Puigdemont en la cámara Catalana. Pero andaban por la portada Los Suaves y mandaron parar el reloj mientras recogían la medalla de oro de la provincia de manos de la Diputación. "Somos de Ourense, como afiadores e paragüeiros", dijo Yosi, el mismo que se desparramó por decenas de letras. "Cae la tarde y también cae el siglo, y caen los clavos de cien cruces. Son recuerdos. Con cada historia que termina se muere una canción, un secreto perdido. Y yo vivo al borde de un sueño grande,  al borde del sueño del río del olvido. " Aquellas canciones. Aquellas. Y sin adoctrinar.

JUEVES, 12 | La suma siempre da resultado de ceniza

El periódico decía que el fuego devora casi 800 hectáreas del Xurés en tres incendios. ¿Y no sería más fácil sumar lo que queda por quemar? Si sumamos la superficie pasto de las llamas en los últimos treinta veranos posiblemente nos dé doblada la extensión de la provincia de Ourense. Ningún animal quema su propio espacio vital, del que depende. El hombre, que se tiene por racional, sí lo hace. A sabiendas y con sadismo. El mismo hombre que se representa por políticos previsibles, que se reivindican en las mismas críticas año tras año, que se escudan en los mismos remedios. Y, entre todos, pasamos el rato sumando hectáreas quemadas.

VIERNES, 13 | Un clásico mientras miramos allá fuera

La vida es todo eso que nos pasa mientras hacemos planes pensando en cómo vivirla, dice la frase tantas veces reiterada. La actualidad también es todo eso que pasa mientras miramos el embrollo catalán: crédito para pagar las pensiones, déficit público desbocado, correcciones a la baja del crecimiento. También que baja la inversión en Ourense. Bueno, ya pasaba antes de lo de Cataluña.

SÁBADO, 14 | Esto ya no es cosa de buen tiempo

Buen tiempo y turismo, el binomio de siempre. Impensable en octubre, pero desgraciadamente real. Nunca estuvo más claro como ahora que no hay peor tiempo que el bueno. 

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