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Rafael Manzano: "A la gente le gusta prometer, pero espero el primer encargo"

Ourense. 20-09-2017. Rafael Manzano, pintor. paz
photo_camera Rafael Manzano

Rafael Manzano es uno de esos personajes conocidos del casco antiguo. Lleva un año en Ourense y lucha por la pintura exponiendo en los mismos bares en los que vende mecheros.

Vende canicas, pañuelos y mecheros por los garitos del casco antiguo. Acostumbra a encender cigarrillos y regalar conversaciones al cliente y al que le esquiva. Y en los mismos bares en los que ejerce el oficio ambulante, prueba fortuna colgando sus óleos. "Rafa" para esas charlas con desconocidos, pero Rafael Manzano para la pintura. "Soy un pobre excepcional, me defiendo como gato panza arriba", dice de sí mismo.

El Duque, Auriense, Trampitán, Ideas -ahora O Lar da Sabela- acogieron su obra. En 2004, era la élite de Andorra la que admiraba su pintura en la sala de exposiciones de la Embajada española, donde trabajó durante años. Mucho antes, en los 80, formó parte de los inicios de Artello, el grupo de teatro del que más tarde salieron Morris, Ernesto Chao o Alfonso Agra. "Aquello fue en Vigo. Trabajaba en un banco y no podía compaginarlo. Tuve que tomar una decisión. Me quedé en el banco y me equivoqué. No me arrepiento porque he sembrado mi semilla", dice Manzano.

También corría en el Celta de atletismo en su juventud, pero a los 65 prefiere la calma de Auria, a donde llegó tras recorrer 26 países.

"He trabajado de todo en mi vida, desde que empecé a los 18 años en un banco", cuenta.

Hoy se acuerda de Manuel, de Frutas Mavaz, que patrocinó su catálogo de óleos, del que hay repartidas 400 copias por toda la ciudad. También de Reme, del Duque, que le dejó exponer por primera vez en Ourense. "A finales de octubre o principios de noviembre expondré en El Cercano. Me gustan Ourense. 20-09-2017. Rafael Manzano, pintor. pazlos bares con carisma", confiesa.

De los cinco cuadros que lucen en O Lar da Sabela, en la praza Eironciño dos Cabaleiros, tres ya están vendidos: "Me los compró una señora, sin verlos. La gente que va a las exposiciones ninguna me compra los cuadros, suele ser gente que veo en la calle". A ciegas, adquieren un arte "abstracto", como define su estilo Manzano. "Mis pinceles van según sople el viento, cuando enfoco un lienzo en blanco no parto con una idea predeterminada. Comienzo haciendo un borrón y una serie de trazos y de ahí va surgiendo todo. Los paisajes los invento, la naturaleza es demasiado bella y perfecta en sí misma para tener la osadía de copiarla", añade.

Dice que pinta por conocerse a sí mismo, por eso lo intentó antes con la papiroflexia o la poesía. "Para la papiroflexia era un negado, así que probé con la pintura", se ríe. Y aunque prime el amor al arte, que el teléfono no suene, duele: "Todavía estoy esperando la primera llamada para un encargo o para cualquier cosa. La gente promete mucho, no me gustan las promesas. Deberían prometer menos y actuar más".

De la ciudad olívica llegó hace un año y medio porque se sentía raro en su lugar de origen. "Me dije: 'Para ser un extraño en mi ciudad, prefiero serlo en Ourense', se ríe, consciente de que, sin quererlo, se ha convertido en uno de esos personajes reconocidos por los ourensanos.

"Me encanta escuchar a todo el mundo porque a la gente le encanta hablar. Mi trabajo me permite observar mucho. Se que soy muy conocido en la ciudad", admite.

Y vuelve a la promesa: "Ahora cuando salga publicado este reportaje, seguro que toda esa gente antigua de la promesa dirá: 'Oh, Rafa! Mi amigo, ¡qué bien que sales en el periódico!". 

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