ENTREVISTA - VIDA

Héctor Dóminguez-Viguera Queija, cine ourensano para soñar

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photo_camera Héctor Domínguez-Viguera Queija

Héctor Domínguez-Viguera Queija siempre tuvo claro que el cine era lo suyo. Estudió dirección y guión de cine en la escuela TAI de Madrid y sus primeros pasos los encaminó a escribir guiones hasta que volvió a dirigir un cortometraje, "Ella y el espejo". Ahora está inmerso en la dirección de su primer largometraje documental, "Tierra de leche y miel"

Héctor Domínguez-Viguera Queija siempre tuvo claro que el cine era lo suyo. Estudió dirección y guión de cine en la escuela TAI de Madrid y sus primeros pasos los encaminó a escribir guiones hasta que volvió a dirigir un cortometraje, "Ella y el espejo". Desde entonces se ha centrado en la dirección de cortos, documentales y, tras "El pozo", está escribiendo lo que serán sus dos películas de ficción, junto con un novelista, un poeta y una cineasta brasileña. Además está inmerso en la dirección de su primer largometraje documental, "Tierra de leche y miel" junto otros dos directores y amigos. Brindaremos con vino por tus éxitos.

"El pozo" es su último trabajo, ¿en qué se inspiró para crearlo? 

La peli habla del miedo, de como cada uno de los personajes se enfrenta a su propia forma de miedo. El miedo es uno de los temas que más me interesan porque me enfrento a él desde hace tiempo, tiene un espacio a mi lado, en todas las casas en las que he vivido, en mis sueños y mis días. Además me inspiré en la densidad de Galicia, en sus bosques, en sus mensajes poéticos. En mi infancia, en esa forma de mirar que había olvidado durante mi adolescencia y que me la trajo de vuelta el cine de Tarkovski, Kievsloski y el de algún otro cineasta.

Desde “E20180221204011_IMG_7124_resultl Charco", su proyecto de fin de carrera, a el “El pozo", ¿cuál ha sido su evolución en el séptimo arte?

Mi evolución como cineasta va en paralelo a mi evolución como ser humano, no puedo separar la una de mis propias transformaciones personales. Creo que cada vez soy algo más maduro, solo algo, me abro más a la vida, desbloqueándome un poco, o siendo más consciente de las cosas que me rodean en general. Como si la mirada estuviera muriendo y volviendo a nacer todo el rato. En realidad creo que aun no puedo hablar de mi evolución como cineasta porque el cineasta que habita en mi está empezando a nacer. Pero por otra parte observo como la propia experiencia de estos años de formación me va llevando por un camino que, a pesar de estar lleno de niebla en algunos tramos, en los que pensaba que carecía por completo de una dirección definida, está, en realidad, dotado de sentido, o por lo menos empiezo a intuirle sentido profundo, que más allá de "la obra" es importante para mi.  Un camino que a lo que me acerca es en primer lugar y, fundamentalmente, a la vida y en el paso siguiente al cine como una forma de expresión, como una fuerza creativa que puede sanar y destruir pero que no deja de ser un vehículo.

¿Fue fácil trabajar con actores tan reconocidos como Aitana Sáchez Gijón?

Óscar del Pozo, un amigo, me puso en contacto con ella y desde el comienzo nos entendimos muy bien, conectamos. Le gusto mucho el guión de "El pozo" y el corto que había dirigido antes, "Ella y el espejo".  Aitana nos regalo la posibilidad de trabajar con ella. Fue un gesto de una gran generosidad por su parte. A mi me llenó de fuerza y valentía el que una actriz como ella apreciase tanto mis propuestas y me valorase como cineasta. Aitana hizo que me creciera, sin duda. Como una musa que potencia las cualidades que uno puede tener dormidas. Una musa como Clara Pampyn. Ambas actrices hicieron que fuera mejor cineasta, gracias a su confianza. Al igual que con los chicos, Samuel Viyuela y Alfonso Delgado. Hasta ahora he sido muy afortunado en ese sentido, siempre me he entendido muy bien con los actores y actrices con las que he tenido el inmenso privilegio de trabajar. 

El corto vio la luz a través del crowdfunding, ¿es complicado poner una acción de este tipo en marcha?20180221204057_IMG_7126_result

Si, fue muy complicado y frustrante porque al final terminas convenciendo a tus familiares y a los familiares de tus amigos y los familiares de los amigos de tus amigos para que pongan dinero y eso es muy feo y poco gratificante, la verdad. En mi experiencia no conseguimos apenas inversores desconocidos pero tengo amigos que se han esforzado más a la hora de promocionar su campaña y han logrado generar mucho más interés e inversiones desconocidas. 

El sector audiovisual... ¿alguna reivindicación?

Todas. Es prácticamente imposible vivir haciendo cine en este país.

¿Algún proyecto que pueda desvelarnos?

Estoy trabajando en el documental "Tierra de leche y miel", una película que dirijo junto a Gonzalo Recio y Carlos Mora y que produce Zerkalo Films, con Andrés Diaz a la cabeza. Estamos inmersos desde hace tiempo en el proceso de desarrollo, hemos viajado y viajaremos y ahora estamos comenzando a contemplar posibilidades con el material que tenemos hasta el momento. La película tratará sobre lo que significa el concepto de la tierra prometida para diferentes grupos de refugiados y de desplazados internos, centrándonos en Grecia, donde los protagonistas son refugiados sirios, en Georgia, donde contactamos con desplazados internos provocados por las guerras de Abjasia y en Bosnia, donde el foco estará en los desplazados internos provocados por la guerra de los Balcanes. Será una película en la que retrataremos a estas personas a través de su día a día, asistiendo a su modo de habitar el no lugar.

Además estoy escribiendo una película de ficción con Ismael Álvarez, un novelista y con Aitor Francos, un poeta. Y, también, escribo otra película de ficción con Mónica Demes, una cineasta brasileña. Rodaré ambas películas en Galicia, en la misma casa y en los mismos bosques y estarán muy conectadas entre si, habrá un diálogo entre ellas y entre los personajes femeninos. Ambas pelis hablaran sobre el amor desde dos puntos de vista distintos.

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