ENTREVISTA

“la marihuana se vende a la puerta de todos los colegios"

photo_camera José Manuel Ucha.

"Ocultar el problema por vergüenza no es la solución", agura el fiscal delegado de Menores en Ourense

La violencia intrafamiliar sumó siete casos en Lugo el pasado año... En Ourense, 26. ¿Qué le ocurre a nuestra juventud?

La evolución de  asuntos de violencia filioparental no evidencia un repunte excesivo en Ourense con respecto a 2015. Pero hay más casos que hace años porque los menores son consentidos, caprichosos, tratan de imponer su criterio, muestran frustración a la negativa e incluso hay muchos diagnosticados con hiperactividad. Pero el gran problema que yo observo en la juventud ourensana es el aumento en el consumo de sustancias estupefacientes como el hachís y la marihuana. Los menores implicados en delitos más graves o los maltratadores familiares casi todos tienen problemas de dependencia. A día de hoy, la marihuana se vende en la puerta de todo colegio. La marihuana está de moda entra la juventud, que la consume como si fuera un cigarro rubio. Ese consumo, junto a la hiperactividad y el alcohol, causa muchos problemas en el ámbito familiar porque son chavales que tienen un rechazo absoluto a las normas de los padres. 

¿La denuncia de esos padres atrapados entre el amor y el  temor llega tarde? 

No hay nada más traumático para un padre que acudir a la fiscalía a denunciar a su hijo. Acuden como el último recurso, cuando sus hijos se aproximan a los 18 años, con lo que nuestro margen de actuación ya es escaso.  Además, hay padres que en caso de los internamientos los consideran una estigmatización para el hijo. Por eso, necesitamos un centro de protección para menores con graves trastornos de conducta que evite  la medida judicial de internamiento en un centro terapéutico. Los padres con capacidad económica trasladan a los hijos a los dos únicos centros educativos especiales que existen en Madrid y Barcelona, en donde se atajan problemas de adicción y la negatividad a cumplir pautas. Pero estamos hablando de 3.000 euros al mes. 

Antes de llegar a usted, ¿se dan pasos en falso?

Hay una concepción una tanto distorsionada de lo qué es la fiscalía de menores. Enfocamos la problemática del menor como una problemática familiar. Estamos para ayudar a los padres y al menor. Proponemos medidas educativas para reintegrarlo de nuevo a la sociedad.

El primer paso antes de llegar aquí suele ser internar a los hijos en colegios privados fuera de Ourense pero eso es una tirita  a una gran hemorragia. Los menores maltratadores precisan medidas drásticas: sacarlos del entorno familiar para que sean conscientes de su problema y que no van a estar con nadie mejor que con sus propios padres.

¿Es difícil recomponer la autoridad cuando se ha quebrado?

No es difícil, hay que tener ganas de hacerlo, y para eso hay que implicarse con los hijos y buscar soluciones. Lo que está claro es que ocultar el problema por vergüenza no es la solución. Un menor con problemas de agresividad filioparental o se corrige o cuando sea mayor va a brotar incluso en el ámbito de su pareja. La violencia es un mal endémico que hay que tratar.

¿Un menor violento da pistas hacia el exterior?

La mayor parte de los menores solo son violentos en el ámbito familiar y en otras facetas no presentan esa distorsión. Son menores normalizados que pagan con padres y hermanos sus frustraciones.

¿Las soluciones que ofrecen las administraciones públicas son suficientes?

En Galicia, no nos podemos quejar porque existe en el ámbito de la reforma un centro adecuado, Montefiz, que funciona muy bien. Pero este debería estar encauzado para los casos más graves que requieren internamiento. Necesitamos dentro del ámbito de la protección (cuando no hay denuncia) un centro específico para los trastornos de la conducta. Ese decir, para aquellos que no se han convertido en menores delincuentes pero están en el umbral.

Decía hace unos minutos que el hachís se vende con total impunidad a las puertas de los colegios... Pero, ¿dónde están las fuerzas de seguridad?

Hacen los que pueden. No hay demasiados efectivos y los chavales incluso ya los conocen. Saben cuando "viene la secreta", tal como ellos dicen, y se van. Denuncias por la infracción de la Ley de Seguridad Ciudadana por tenencia de pequeñas cantidades hay a porrillo, por lo que  incoamos expedientes de protección a esos chavales para que los servicios sociales informen de la situación familiar y sus padres sepan que están consumiendo. Pero el tema de la marihuana no es policial sino parental. Los padres teníamos que ser más conscientes de las adicciones y consumos de nuestro hijos para cortarlos de raíz. 

 ¿Un castigo a tiempo es mano de santo?

La implicación de los padres a tiempo es siempre efectiva. Primero, tenemos que conocer a nuestros hijos. Segundo, no justificarlos y, por último,  asumir las consecuencias de sus actos. No debemos negar los problemas de los hijos.  

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