TRIBUNALES

Un juzgado de Carballiño asume la instrucción del crimen de Iglesias Espiño

O Carballiño
photo_camera Francisco Javier González Hermida, en la inspección ocular.

La instructora citó a los dos investigados este viernes para ratificar la prisión provisional

El Juzgado de Instrucción 1 de Carballiño ha asumido la instrucción de las diligencias derivadas de la llamada operación Avaro, desarrollada por la Guardia Civil tras una rigurosa investigación, para llegar a los presuntos asesinos de Fernando Iglesias Espiño (63 años), un preso que cumplía en Pereiro de Aguiar condena por matar a su esposa e hijos en 1996 en Gran Canaria y que en agosto de 2018 disfrutaba de un permiso cuando supuestamente Francisco Javier González Hermida y Óscar González López lo mataron para quedarse con el dinero de una herencia de 26.600 euros.

El caso estaba hasta ahora en Instrucción 1 ya que la investigación comenzó tras el no reingreso de la víctima a la prisión de Pereiro (perteneciente al partido judicial de Ourense).

Tras la inhibición del juez que les tomó declaración tras su detención y que acordó enviarlos a prisión por toda una batería de indicios que apuntaban a ellos, alegando riesgo de fuga y reiteración delictiva, ahora debe ser la titular del Juzgado mixto de Carballiño número 1 la que ratifique o no esa medida. Por esta razón, los ha citado para este próximo viernes (declararán a través de videoconferencia).

Víctima e inculpados se conocían ya que habían coincidido en la cárcel. La Guardia Civil contempla que lo mataron el 11 de agosto aunque el círculo en torno a los sospechosos no se cerró hasta el 17 de diciembre.

Para llegar hasta ellos fue clave el rastro que fueron dejando las distintas retiradas de dinero, hasta 19.450 euros, de la cuenta del fallecido, quien había recibido un harencia tras la muerte de su madre.

A la Policía Judicial de la Guardia Civil, tras contemplar varios escenarios, descartó la desaparición voluntaria. Fernando Iglesias había comprado recientemente un turismo y los agentes se lo encontraron abandonado en Vigo.

Pero sin duda fue clave el estudio del posicionamiento de los teléfono móviles. La última vez que aparece ubicado el teléfono del parricida estaba en compañía de los dos sospechosos. Estos últimos supuestamente, una vez ejecutado el plan, se hicieron pasar por Iglesias Espiño  para enviar mensajes de texto a través de aplicaciones móviles.

Asimismo, Óscar González indicó a la Guardia Civil donde estaba el cuerpo enterrado: una finca denominada La Mina, en Piñor. El crimen se ejecutó en una granja avícola de Maside, alquilada por Francisco Javier González.

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