OURENSE NO TEMPO

La Casa del Alba

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photo_camera Plaza del Hierro y Casa de la Misa de Alba antes de 1892. (Fotografía que forma parte de un viejo álbum de postales, del que desconozco su autoría.)

Los últimos escritos sobre ella, sin confirmación, hablan del edificio como una fuente de historias de duendes, brujas y aparecidos…

Tengo la suerte de tener una excepcional corresponsal en Pontevedra (mi hermana), que de vez en cuando se acerca al Monasterio de Poio para ”leer la prensa”. Como muchos sabéis, el diario El Derecho, una de las más interesantes cabeceras de prensa que tuvimos en la ciudad, solo se puede consultar allí. El caso es que entre anuncios del barbero Rey Custodio (famoso Fígaro de Ourense de finales del S. XIX); la esquela de la grandísima Concepción Arenal, a la que por error aplazaron su fallecimiento 100 años, (¡ojalá!), y triunfos de un “joven” Orfeón Unión Orensano, aparecen unas notas sobre uno de los edificios más enigmático de nuestra Auria: la Casa de la Misa de Alba.

Era una edificación “medieval” ubicada entre la plaza do Ferro y la actual Cardenal Quiroga. Su singularidad viene determinada por varios factores, entre los que destacan su altura (tres plantas y bajo) y material de construcción (perpiaño), posiblemente eso no sería extraño si no fuera porque el edificio remontaba sus orígenes a la edad media, lo cual supone su principal característica. Os recuerdo que a lo largo de la historia, nuestra ciudad, entre incursiones “bárbaras” y el poco interés que algunos de nuestros gobernantes mostraron por nuestro patrimonio, son escasísimas las construcciones con solera. 

El amigo Federico Román Alonso ("A Casa da Misa do Alba", Federico Román Alonso, www.ourensenotempo.com, 19 de mayo de 2011), investigando sobre este edificio encontró las dos mejores referencias que tenemos sobre él. Un es la de Manuel Murguía, que en su obra “Galicia” nos dice que fue el chantre Yáñez de Novoa (obispo de Ourense 1286-1308) quien la mando construir, siendo después conocida como propiedad de los condes de Taboada y Maceda, y nos deja esta descripción: “Este edificio, con un alto y desarrollado frontis, con sus puertas y ventanas románicas y ojivas, constituye una verdadera reliquia del arte medieval, como lo son también las ventanas románicas y espléndidas del episcopio, que por fortuna perseveran…”. 

La otra referencia es de la añorada Olga Gallego, quien en su trabajo “A cidade de Ourense. Unha visión a través dos séculos”, nos aporta más información: “Unha casa dun alto, de 27 varas de fronte, 6 de fondo por unha parte e 14 por outra. O seu aluguer valórase en 400 reais (36 ducados), e pola que pagaba ó capelán da misa de alba da Catedral 1.100 reais, 6 fanegas de centeo e dos carros de palla triga e por oblata, 77 reais…”.

Yo por mi parte puedo añadir que el edificio sufrió multitud de reformas y modificaciones que en los últimos años lo presentaban con una extraña mezcla de estilos. A las antiguos huecos de la fachada (ventanas) se le habían unido otros de factura moderna y menos artística, que lejos de darle valor a la casa le confirieron un aspecto “desaliñado”. En otra de las reformas desaparecieron los soportales, que en una de las imágenes que hoy se conservan aparecen perfectamente marcados. A estos datos se unen las escasísimas referencias en prensa de la época. El Derecho de 25 de septiembre de 1892 da cuenta del hallazgo de: “Una cantidad respetable de monedas en oro y plata, acuñadas á principio del siglo actual”. Se desconoce el destino que se dio al hallazgo, pero sería fácil suponer que terminaran en el Arqueológico. 

Poco tiempo después, El Derecho de 16 de diciembre del 92 da otra noticia más desagradable, un accidente que aparentemente se quedó en un gran susto: "Ayer han tenido la desgracia de caerse de una de las paredes de la casa que está edificando en la Plaza del hierro el señor Aperribay, dos canteros que allí estaban trabajando. Con graves contusiones, fueron conducidos al hospital provincial". Resulta extraño ver que la noticia no cita a los socios del Sr. Aperribay, Sres. Yebra y Pimentel que, como atestiguan aún hoy sus iniciales en la fachada, también participaron en la construcción del edificio (los tres eran los antiguos empleados de la botica del Dr. León Oyarzun, después Farmacia Temes en Plaza del Hierro, 6).

Los antiguos propietarios parece que no confiaban mucho en los bancos de la época, ya que de nuevo en El Eco de Galicia del 7 de abril de 1893 se decía que había aparecido un pequeño cofre con monedas de oro por valor de más de veinte mil reales. En esta ocasión parece ser que el propietario de la casa decidió repartir el tesoro entre los obreros que lo habían encontrado. La vecindad pensaba que podrían pertenecer a Carliños, un carpintero que mal vivió sus últimos años en el caserón. 

Las últimas referencias son quizás las que más interés despiertan, pero desafortunadamente no encuentro confirmación escrita. Son las que hablan del edificio como una fuente de historias de duendes, brujas y aparecidos…

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