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La Fuente del Picho

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photo_camera Vista de la esquina de la Fuente del Picho en 1908. Recorte de postal (E.J.G.).

El entorno del Picho era un hervidero de gente y la actividad incesante; las caballerías que llegaban sedientas de sus viajes hacían cola tras los cuadrúpedos que residían en las cercanas cuadras de los bajos de Progreso

Yo no la recuerdo, aunque me aseguran que de pequeño más de una vez me “bautizaron” en ella, pero sé que de mi quinta (la de los 60) hacia atrás, muchos ourensanos tienen recuerdos del Picho.

Según como lo veamos, la Fuente del Picho ourensana era la primera o la última de las fuentes de la vieja Auria para los viajeros de Castilla o Celanova. Situada en el cruce de la calle Lugo con Progreso, se apoyaba en el chaflán que hace el cierre del Posío. Me cuentan quienes la conocieron que se trataba de una pieza en granito, con una altura de aproximadamente un metro y medio, con ancho y fondo de 36 centímetros, sin ninguna floritura. 

El entorno del Picho era un hervidero de gente y la actividad incesante; las caballerías que llegaban sedientas de sus viajes hacían cola tras los cuadrúpedos que residían en las cercanas cuadras de los bajos de Progreso. Y ya que me refiero a estas casas, fijaos en la fotografía que eran muy pocas. La blanca al lado de la bajada al río creo que era de la familia Cuevas y en sus bajos había un kiosco (en el sótano una pequeña fábrica de chocolates ¿de los Cuervo?), una mercería y una peluquería; justo a su lado, una tienda de ultramarinos en la que el dueño mantenía también un establo. 

Si os fijáis en la fotografía descubriréis varios detalles poco conocidos de la zona, y no me refiero solamente al original semillero con forma de pagoda que lucía en donde hoy está la pajarera del Posío, ni siquiera al muro del instituto que aun no habían recibido la donación de piedra procedente de las calles de la ciudad (1933) para alcanzar su altura actual, sino al muro puente que hoy las casas construidas ocultan totalmente y sin embargo en aquellos comienzos del siglo XX se veía perfectamente.

Pero volvamos a los recuerdos de la Fuente del Picho. Aquella afluencia de público propiciaba por ejemplo que los días de feria y otros festivos fuera frecuente disfrutar de música popular, gaitas y panderetas que, según mis fuentes de información, acompañaban alegres alalás muy del gusto de la época. Quizás también esa afluencia de público fuera responsable del alto índice de accidentes que se registraron en la zona, varios muertos por atropello de carruajes se contabilizan ahí. Sin olvidar el episodio protagonizado por el responsable de la Estación Sanitaria, para que lo entendáis, el “encargado del Fielato” (¿porque siempre tratan de ocultarnos el cobro de impuestos cambiando los nombres?) conocido como Siete Lenguas. El hombre tenía fama de amigo de la botella, y después de pasar un rato con una de ellas se quedó dormido encima de la fuente, con tan mala suerte que, como era previsible, en una vuelta se cayó. El descalabro fue bastante serio, la cabeza necesitó de más de doce puntos de sutura y el resto del cuerpo quedó también maltrecho. El caso es que quiso el Siete Lenguas aprovechar la coyuntura para recuperar lo gastado los últimos días en vino y declaró que le habían atacado y robado varios individuos. Lo malo es que fueron muchos los testigos que afirmaron verlo dormido encima de la fuente, y varios también que aunque lo intentaron no pudieron evitar su caída desde ella. Como ya había “cobrado”, el castigo fue solamente de una temporada sin empleo y sueldo, para que se “recuperase”. 

He podido encontrar datos de la existencia del Picho desde el año 1890, si bien es probable que su nacimiento se remonte bastante más atrás. Su fin se comenzó a gestar en torno al año 1926, cuando se pretendió aprovechar la construcción de los solares que había en la zona, pero la idea tardó en cuajar. En 1931 no se había tocado, y mis informantes me aseguran que en los 60 estaba operativa. Hoy existe una calle al comienzo de Marcelo Macías con ese nombre: Fonte do Picho, pero no sé si llegó a trasladarse a esa ubicación. 

No me pidáis que entre en cuestiones de significado ni de otra índole con el vocablo, todos sabemos o creemos saber que el "picho", al menos en Galicia, es el pitorro de la fuente por el que sale el agua. ¡Recordad que no se puede chupar!

Mi agradecimiento al amigo Ricardo Yagüe por los datos aportados de la zona.

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