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Ladrones destrozan en Santa Eufemia una vidriera histórica

El andamiaje situado en la fachada del templo de la ciudad facilitó la entrada al delincuente

No robaron nada, o casi nada, pero los ladrones han entrado de nuevo en la iglesia de Santa Eufemia de la ciudad, con un resultado además nefasto; a una de las tres históricas vidrieras de la fábrica Maumejean instalada en los años 20 del pasado siglo le han hecho un gran roto. Fue el jueves pasado, por la noche. Los rateros accedieron al templo una vez cerrado, con suma facilidad. Se aprovecharon del andamiaje instalado en la fachada, y desde lo alto, sortear la huérfana torre del campanario -para la otra nunca hubo presupuesto- y desde allí, sobre una especie de repisa lateral a la altura del tejado, sin mayor peligro, pues al lado está la terraza de la casa sacerdotal con una altura mínima, caminar con comodidad hasta la vidriera destrozada. Un golpe seco, una patada, y el gran daño estaba hecho. 

Por el orificio, el de un cuerpo menudo, se accedió hacia el interior. Tras la vidriera plomada, una joya de motivos geométricos, vegetales y simbología religiosa, una breve balconada por la que transitar supone vértigo. También para el ladrón, más de noche. Quien conozca la iglesia sabe de lo elevado del lugar, unos 30 metros, a la altura de de las dos vidrieras en los brazos del crucero, la otra preside la fachada con una grandiosa imagen de Santa Eufemia.

El caco pensó en una tarea fácil y la discreción de la noche, craso error. Al final de la balconada, para acceder al piso inferior donde está el órgano, hay una enclenque escalera de madera en la que para bajar hay que tener paciencia y poco vértigo. Ésta, estaba plegada y por seguridad sujeta a un candado para evitar este tipo de entuertos. Como de la iglesia no pudo sacar ningún rédito el ladrón accedió al único lugar posible, a la terraza de la casa sacerdotal. De un pequeño habitáculo se llevó unas herramientas; y a todos nos dejó el disgusto. El mal estaba hecho.

Una céntrica iglesia donde se repiten los robos

No es la primera vez, el último robo fue en marzo. El párroco Manuel Mera dice sentir miedo,; alguna vez los ladrones se han quedado dentro después del cierre. Son muchos los que se acercan a pedir limosna, pero se ve que con eso no llega. Ante un contínuo intento de reventar cepillos se instalaron cámaras, pero ni con esas. Ahora el daño es mayor.

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