REPORTAJE

Lluvia rosa contra el cáncer

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photo_camera Lita González, en el centro, junto a Belén Pérez (derecha), con otras voluntarias ayer en la rúa do Paseo.

Pasado por agua, un agua rosa, el color con el que se conmemora cada año el Día Mundial contra el Cáncer de Mama. El agua purifica, a veces también cura. Como muchas de las mujeres que han sufrido la enfermedad. 

La batalla entre la lluvia y el sol la ganó la primera. Partía con ventaja, llevaba mucho tiempo siendo reclamada. La batalla entre el cáncer de mama y los enfermos la ganarán los segundos, que para eso son más. Ejemplos para ilustrar la victoria hay unos cuantos. Los conoce Dora Gómez, presidenta en Ourense de la asociación; también Lita González, vencedora en primera persona.

Una carpa informativa en la rúa do Paseo, junto a otras en diferentes localidades de la provincia, en Ribadavia, Carballiño, O Barco, A Rúa y Petín. Informativa pero también de apoyo. Al lema elegido para este año, "Se loitas contra o cancro, tesnos aquí", se sumaba otro a pie de stand igualmente irresistible, "A túa loita é a miña loita". Una lucha para la que no todos están preparados.

Se acerca el mediodía y las entusiastas voluntarias miran al cielo. "Un poquito de sol no nos vendría mal, ¿verdad?", masculla una; "quita, quita, mejor que llueva, mira lo que ha pasado", responde otra. El agua se contiene. Hasta que deja de hacerlo. Empieza a caer, sin fuerza pero sin pausa.

Las voluntarias no paran quietas, están eléctricas. Tan pronto reparten periódicos como informan y asesoran. Acuden más ellas, pero tampoco faltan ellos.

A Lita González le diagnosticaron cáncer de mama hace 17 años, lo superó hace una década. "El mundo se me vino encima, supongo que como a todos. Lo afronté con entereza, una prima acababa de pasar por ello y había salido adelante, eso me dio fuerzas", detalla.

Vivita y coleando está Paqui Iglesias, vestimenta con colores llamativos. "Mucha fuerza para las que contraen la enfermedad, se lo dice alguien que lo pasó mal pero aquí está. Sí se puede", remacha.

Y las gafas. El alcalde, Jesús Vázquez, es bien recibido. Bromea y se las pone. "No se preocupe, por la tarde también estaremos aquí", recibe uno de los que teme por la falta de existencias. Porque el Día Mundial contra el Cáncer de Mama es sólo uno, pero la batalla contra la enfermedad no conoce treguas ni rendiciones. Se sale, los testimonios dan fe de ello. 

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