INCENDIOS - OURENSE

El Macizo Central, objetivo de los incendiarios de invierno

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photo_camera Imagen tomada por los efectivos de extinción en la Serra de Queixa, el pasado 2 de enero.

Un total de 440 hectáreas ha ardido en la provincia ourensana desde que comenzó el año 2019

Hacia las tres y media de la tarde de este domingo, los efectivos daban por extinguido un incendio en la parroquia de Pentes, en A Gudiña. En total, cuatro hectáreas de monte raso calcinadas. Estas se suman a las ya 440 que ardieron en la provincia en lo que va de año, un dato que no augura nada bueno para el recién estrenado 2019. Desde el 1 de enero, Medio Rural ha registrado ya un total de 70 avisos de incendios en toda la provincia, de los que la administración confirmó como fuegos 46 -32 de ellos quedaron en conatos-. De estos, 11 tuvieron más de un foco simultáneo.

Las condiciones meteorológicas de estos días, caracterizadas por bajas temperaturas y por la ausencia de precipitaciones, favorecen que las llamas se propaguen con facilidad. Así ha sucedido en el Macizo Central ourensano, en concellos como Chandrexa de Queixa, Viana do Bolo o A Mezquita. Ante esta situación, cabe preguntarse si se trata de un panorama atípico.

Amadeo Ferreiro, agente forestal del Distrito Forestal XII Miño-A Arnoia, afirma que "non é novedoso que o monte arda en inverno". Así, explica que los incendios de esta época suelen producirse "nas mismas zonas" de la provincia, cada vez que el tiempo lo permite. "Todos teñen un común denominador: o que arde é a serra, xeralmente o monte baixo -matorral- que ten unha vida de dous ou tres anos, polo que ao queimarse, este pasto rexenérase", comenta. Además, Ferreiro recuerda la tipología de los fuegos de estos días: "Non é normal que unha serra comece a arder ás catro da tarde por seis sitios distintos". En la misma línea, Xosé Santos, agente forestal, achaca las llamas a la acción humana: "Non son incendios producidos por efectos naturais, teñen detrás unha clara intencionalidade". Durante los meses de verano, tal y como explica Santos, el fuego sí se puede originar por negligencias, mal estado de las vías de comunicación, líneas eléctricas o uso de determinada maquinaria agrícola. Fuentes de Medio Rural también apuestan por la intencionalidad de las llamas y señalan la dificultad de intervención en los lugares donde se inician los incendios. "O que pasa en Galicia, e maioritariamente en Ourense, é unha anacronía co resto de España, agora mesmo só está ardendo aquí", defiende Santos.


Posibles razones


¿Por qué arde en Ourense? "Es algo que forma parte de la idiosincrasia de la gente", explica el bombero forestal Manuel Martínez. "A queima para rexenerar pastos ou por razóns cinexéticas para mover a unha determinada especie dun lugar existe dende sempre", analiza Ferreiro. Para realizar este tipo de quemas es necesario pedir autorización a la consellería de Medio Rural. Los bomberos forestales, según explica Martínez, solían controlar estos fuegos: "Esto garantizaba tener gestionada una zona en la que se iban a producir incendios debido al pasto o a otras circunstancias". El alcalde de A Mezquita, Rafael Pérez, donde se quemaron 161 hectáreas el 3 de enero, opina que, respecto a la intencionalidad, "hai moitas versións, non sei cal é a boa". Además, añade la situación de las brigadas: "En vez de ter brigadas en verán para extinción, sería bo telas todo o ano para prevención". Xosé Santos, no obstante, defiende que la administración debe cambiar su estrategia e impedir que continúen las quemas, aunque sean controladas: "Hai que ir descartando o lume como método de limpeza, nós sabemos onde comeza pero non ata onde pode chegar, o 80% da zona ardida é da Rede Natura 2000".

Por su parte, María Páez, coordinadora comarcal de Unións Agrarias, niega que los ganaderos estén detrás del fuego. "Esos fuegos no son para regenerar pastos: se producen en sitios inaccesibles al ganado y son matorrales de más de un metro y medio de alto", explica. "Si fuese en praderas o en zonas que no se desbrozan desde hace años... pero no es así", añade.


Falta de medios


"Estas datas coinciden con vacacións e permisos de parte do persoal, o que dificulta a extinción", dice Amadeo Ferreiro. "A mí me consta que varios compañeros volvieron de sus vacaciones por la situación", apunta Manuel Martínez. "Las condiciones son extremas, a -10 grados y con vientos que intensifican la sensación de frío, y hace 10 años que la Xunta no nos entrega ropa de invierno para trabajar, solo tenemos el traje de verano", se queja el bombero forestal. 

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