ENTREVISTA

María Martínez: "Con niños, la integración del refugiado es más fácil"

María Martínez, en la sede de Cruz Roja.
photo_camera María Martínez, en la sede de Cruz Roja.

Cruz Roja gestiona en Ourense el programa de acogida a personas solicitantes de protección internacional de España, financiado por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. María Martínez es la referente provincial de este programa

Desde 2016, Cruz Roja gestiona en Ourense el programa de acogida a personas solicitantes de protección internacional de España, financiado por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. El proyecto, en el que participan diversas entidades en todo el panorama nacional, tiene como objetivo la integración de los usuarios, así como conseguir su total autonomía. María Martínez es la referente provincial de este programa en Ourense. Con ella trabaja un grupo multidisciplinar que incluye desde juristas hasta psicólogos o trabajadores sociales. Martínez desgrana los detalles de la iniciativa, que opera en la ciudad, en O Barco de Valdeorras y Vilamartín de Valdeorras.

¿En qué consiste este programa?

El proyecto se estructura en tres fases. La primera, de máximo un mes, es de evaluación de la situación de cada solicitante y posterior derivación a los recursos adecuados. La segunda es la acogida en centro -cuando llegan a Cruz Roja-, que puede durar como mucho 6 meses. Ahí se cubren las necesidades básicas de las personas, desde la alimentación hasta la escolarización de los menores o el aprendizaje del idioma. La última, de máximo 12 meses, es la preparación para la autonomía, en la que se trabaja en el apoyo de búsqueda de empleo y de una vivienda. 

¿Existe un perfil común de beneficiario?

No, hay de todo. En 2016 había más personas de origen sirio, pero eso ha ido cambiando. Hoy en día llegan también personas de origen venezolano, pakistaní, palestino, georgiano, turco, marroquí... No hay un perfil único, llegan familias monoparentales, familias con los dos padres, personas solas...

¿Atienden a muchos menores?

En Ourense, por el tipo de recurso que tenemos, piso orientado a familias, recibimos a muchos adultos con niños. El 50% de las personas que atendemos son menores por nuestras infraestructuras.

¿Existe un común denominador entre todos?

Todos ellos llegan en una situación vulnerable, con un estado emocional complicado y siempre, siempre, repiten que quieren tener su propia autonomía. A nadie le gusta que estén controlando en qué gastas el dinero o cuántas horas de español tienes cada día. 

¿Qué tipo de ayuda presta el equipo de profesionales?

Hacemos una intervención muy individualizada, es como traerte a un primo de otro país. Los ayudas en la integración en el barrio, matricular a los niños en el colegio, hacer los trámites sanitarios, el papeleo... En el acompañamiento tienes acceso a las esferas más íntimas de una persona. 

¿Les cuesta dejarse ayudar? 

No suele haber conflicto, la gente quiere tener ayuda y apoyo. Además, el programa se basa en un itinerario pactado por ambas partes. Desde el primer momento se les informa de cuáles son sus derechos, pero también cuáles son sus obligaciones. 

¿Cuál es la mayor barrera?

A veces, las diferencias culturales y los problemas en la comunicación. Aunque tengas un traductor contigo, un mismo concepto no se interpreta de la misma forma según la cultura.

¿Se sienten acogidos en Ourense?

Nuestra experiencia es positiva en cuanto a eso y la provincia les gusta. Algunos se marchan porque les salen ofertas laborales en otros lugares, algo normal. La única dificultad que encontramos es a la hora de encontrar un piso. Tanto por la oferta, que no hay mucha en Ourense, como por los propietarios, que a veces les cuesta confiar en que les van a pagar aunque todavía no tengan trabajo. Nosotros estamos detrás para garantizar que hasta que no encuentre empleo, ese alquiler se va a pagar. 

¿Y cómo es en el caso de los menores?

La integración de los menores es siempre mucho más fácil. A veces nos sorprende lo rápido que los niños hablan español o incluso gallego. Que los niños se integren ayuda mucho a los adultos, es todo más espontáneo. Aunque, si los niños son pequeños, surgen problemas, porque las guarderías no tienen un horario excesivamente amplio. Es decir, a una madre de tres hijos le va a resultar más difícil encontrar trabajo.

¿Hay voluntad de adaptación?

Sí, hay una voluntad de adaptación al entorno en el que van a vivir y de que sus hijos no lleven una pegatina de "soy extranjero" o "soy refugiado". Quieren una vida lo más normalizada posible y le dan mucha importancia a la educación. Pero la integración tiene que ser una actitud flexible por ambas partes, por las que reciben y por las que llegan, es un equilibrio.

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