REPORTAJE

“El mérito es de los vecinos"

photo_camera Manuel Gallego Vila lleva desde 1967 como concejal y desde 1972 como Alcalde de Taboadela.

Manuel Gallego comenzó como concejal de Taboadela en 1967, el gobernador lo nombró Alcalde en 1972 y ha vuelto a ganar por mayoría absoluta; aunque se considera demócrata no reniega del pasado franquista

El hombre que está sentado detrás de la mesa lleva como concejal de Taboadela desde 1967 y como alcalde desde 1972. "No en el mismo sitio, porque antes estábamos de alquiler y este edificio se construyó conmigo", aclara. Son 43 años dirigiendo este Concello próximo a Ourense y los vecinos le han vuelto a confiar una nueva mayoría absoluta. "Mientras se presente él nada tienen que hacer los otros", comentan en el bar que hay frente a la casa consistorial. El PP consiguió cinco concejales con 482 votos; el PSOE 2, gracias a 277 sufragios; VE-TA, un edil con 174 votos, al igual que CxG con 99 papeletas recibidas.

En cada periodo electoral Manuel Gallego Vila regresa a la primera plana bajo el epígrafe de alcalde preconstitucional y franquista. El hombre al que no consiguen mover de la silla escucha el comentario sin inmutarse. "No es que me sienta orgulloso, pero tampoco me molesta. Yo no soy franquista, soy demócrata, pero no rechazo el pasado, como hacen otros. Estoy en contra de que se retiren estatuas como en Ferrol porque es negar 40 años de historia. Con los últimos años de Franco se despegó y dejó abonada la democracia", sentencia. En Beade, Senén Pousa, que también ha vuelto a ganar por mayoría, sí hace apología del movimiento. "Es amigo, pero esas cosas de Senén, como la misa por Franco, no me gustan", añade.

País Vasco y ETA

Manuel Gallego es un tipo peculiar. Trabajó en el País Vasco hasta los 22 años, primero cortando pino, después fabricando cajas de madera y por último como cooperativista de Fagor gracias a que un amigo le prestó 65.000 pesetas para entrar. "Allí había mucha conciencia política contra Franco y conservo grandes amigos de ETA Político Militar; de los de antes, no de los de ahora. Viví la época de las matanzas de Mondragón". Pero quiso regresar a la tierra y el proyecto de Eulogio Gómez Franqueira lo conquistó. Montó una granja de pollos, en la que llegó a criar 70.000 y aún hoy continúa con 30.000. Ya de vuelta, el gobernador civil de Ourense lo nombró concejal por el tercio sindical y después alcalde en una época en la que era imposible negarse. Después se presentó por UCD y más tarde se enroló en Coalición Galega, "un proyecto que hoy sería muy necesario". Amigo íntimo de José Luis Baltar, nunca pasó por Centristas de Galicia, pero tampoco pudo negarse a la oferta de Fraga cuando lo llamó a San Caetano para pedirle que se enrolase en el PP.

Al acabar el pasado mandato quiso dejar la política, le ofreció el número uno de la lista del PP a Manuel Gallego Cid, "que no es familiar como se dijo", pero como nadie quiso aceptar el reto decidió continuar en la pelea. "Y aquí sigo, a pesar incluso de la Xunta de Galicia y del Gobierno central". Su queja obedece a que la Administración gallega le puso trabas para mejorar unos viales y la central lo arrojó a los pies de la oposición por los vertidos del AVE justo antes de que principiase la campaña. "A la primera manifestación asistí porque defiendo el pueblo e incluso disgustó a las tres fuerzas políticas que convocaron la protesta. A la segunda no, porque yo prefiero arreglar las cosas y la próxima semana me recibe en Madrid el director de ADIF y el de Infraestructuras". En el balcón del Concello ondea una pancarta que reza "vertedoiros non" colocada por la oposición y no piensa retirarla. "Le hicieron una campaña muy dura en las redes sociales y la gente no perdona que se le falta al respeto", opina un cliente del bar. "El mérito de que siga en la Alcaldía no es mío, es de los vecinos", reconoce detrás de la mesa en la que seguirá.

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