ENTREVISTA

Moure: “En Ourense, somos pobres pisando oro"

Benigno Moure.
photo_camera Benigno Moure.

El promotor de la Fundación San Rosendo y actual presidente de honor, piropea a José Luis Gavela-"este lo hace mucho mejor que yo"- y gira el análisis de su trayectoria hacia lo tangible. "¿Llegar a los 2.000 empleos? Son palabras mayores".

Benigno Moure (Arnoia, 1932), responde corto y sin titubear. "Las palabras se escriben y se ponen. A mí lo que me importan son los hechos". De verbo conciso, promotor de la Fundación San Rosendo y actual presidente de honor, piropea a José Luis Gavela-"este lo hace mucho mejor que yo"- y gira el análisis de su trayectoria hacia lo tangible. "¿Llegar a los 2.000 empleos? Son palabras mayores. Pero, sobre todo, son cosas concretas. En la historia de la política se dicen muchas palabras, pero muchas veces tienen pocos hechos detrás". 

Moure define su condena de 5 años de cárcel en 2008 por apropiarse del patrimonio de una anciana como "un hecho injusto y de purificación personal. Se acabó, pasé página".  Los que lo conocen apuntan que en él convergen dos rasgos: olfato empresarial y sensibilidad social. "Ahora falta gente como él en Ourense, con capacidad para unir... Siempre ha ido adelantando a su tiempo -añade Gavela, presidente de la Fundación desde 2011-. Supo detectar las necesidades y plantear soluciones". En 1972 Moure es nombrado delegado de Cáritas, cargo que no abandonaría hasta la creación de la Fundación, en 1992. Nada más llegar a la delegación diocesana crea guarderías para las familias trabajadoras. Después vendrían escuelas para niños con problemas, viviendas sociales, residencias o apartamentos tutelados. "Eran necesidades. No hubo improvisación. Hubo que hacerlo y creo que salió bien -analiza Moure-. La formación que he tenido, tanto en Ourense como en Salamanca, me ha ayudado muchísimo a saber interpretar los signos de los tiempos. Qué necesita el pueblo, qué necesita la gente de hoy. Que es un poco distinta al del Ourense de ayer, un poco distinta". 

Si se le interpela por el Ourense de los años 60 ó 70, Moure recuerda una provincia muy distinta -"en cosas mejor que ahora, y en otras peor"-, con cosas que parecían innegociables: "Los abuelos estaban en casa hasta su muerte. Había mucho resentimiento en la familia cuando se los llevaban a residencias... ahora todo eso ha cambiado, están mucho mejor en una residencia, con servicios que en casa sería imposible. Pero ha sido un camino muy largo". 

Liberal "con visión social de las personas", cree que "cuanto menos presencia tengan las administraciones, mejor. Y menos costoso". Pero en la andadura de la Fundación le tocó ir convenciendo a la clase política. "Ni se planteaban este tipo de asistencia social. Cuántos esfuerzos hicimos con los conselleiros, con los presidentes...". ¿Fraga? "Era amigo, pero tampoco quiere decir que hiciese siempre lo que yo quería... lo hacía casi siempre", apunta el hombre al que el de Vilalba dejaba fumar en su despacho -"también fumaba él conmigo", recuerda con sorna-. 

Moure está convencido, a la vez, de las potencialidades de Ourense y de cómo se han ido desaprovechando durante décadas: "No quiero cargar contra nadie, la responsabilidad es de todos. Pero necesitamos hacer planteamientos realistas, no solo técnicos o teóricos. Hay que empezar a hacer cosas para que las utopías se vayan realizando. Y aquí no se ve, al menos yo no lo veo. Cada alcalde, cada autoridad simplemente busca continuar". 

¿El AVE? "Por sí solo no será ninguna solución. Estamos hablando de la Alta Velocidad como si fuera el rey Melchor. Y no, el AVE será una, pequeña, ayuda a Ourense. Pero faltan muchas más cosas, como el hotel balneario. Las alternativas están ahí, pero alguien las tiene que ver. Somos pobres pisando oro". 

Hace 40 años, Moure formó a centenares de jóvenes que iban a buscarse la vida a Alemania o Suiza. "Les enseñábamos de todo. Salían aprendiendo de memoria frases para que no se enfrentasen al vacío. Sabían decir pan, pedir para ir al baño...". Ahora, los jóvenes vuelven a irse de Ourense. "Normal", apostilla. "¿Qué si me da pena? No sé si me da pena, tristeza o alegría. Es una pena que no se desarrolle más Ourense, pero también el que se va se forma más. Vuelven con otra mentalidad. Si vas a Bilbao, Barcelona… allí hay una mentalidad más abierta". 

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