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Nadie ha pedido rescate por el secuestrado en Venezuela

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photo_camera José Feijóo, cuñado del secuestrado, y su hermana Concepción a las puertas de su vivienda en Rubiás.

En Ramirás se cree que Miguel Álvarez se vio involucrado en un rapto programado para un amigo 

Nada se sabe del paradero de Miguel Álvarez González, el emigrante de Ramirás que esta semana era víctima de un secuestro en Caracas (Venezuela). Su hermana Maruja, que mantiene su residencia en el pueblo de Rubiás (Ramirás), lamentaba ayer la ausencia de noticias desde el país latinoamericano. "Non sei que pasa coas liñas telefónicas que non puiden falar, volverei tentalo pola noite", confesaba, al tiempo que negaba que, en este tiempo, su sobrina hubiera recibido alguna llamada de los secuestradores pidiendo un rescate. "Non saben nada", enfatizó.

Desde que se enteró de la noticia el viernes por la mañana, tanto Maruja como su marido José Feijóo, viven pendientes del teléfono. "A cabeza só vaiche para iso, non podo pensar noutra cousa", confesaba con el miedo "de que lle poidan facer algo. Xa lle mataron a un sobriño", recordaba.

No quería ir solo

El secuestro de Miguel Álvarez González, de 74 años, se produjo el pasado martes en la capital venezolana, mientras se encontraba visitando a un amigo que regenta un concesionario de coches en la capital. "Ao parecer, o secuestro non estaba planificado para Miguel, era para este amigo italiano. Segundo os comentarios, dous homes que se facían pasar por policías entraron no negocio preguntando polo xefe e dixéronlle que tiña que ir declarar por un asunto de cambio de divisas. E como non quería ir só, parece que Miguel ofreceuse a acompañarlle", relataba el alcalde de Ramirás, Juan Carlos Rodríguez Matías, que lamentaba que "metéronse nun coche e nada se sabe desde entón".

Rodríguez Matías, que está en contacto con la familia y también con la Xunta de Galicia a través de la Secretaría xeral de Emigración, ofrecía ayer su apoyo y ayuda a la familia. "Es un tema delicado, pero trataremos de ayudarles en lo que se pueda", enfatizaba el alcalde "popular".

Como otros muchos vecinos del valle de Ramirás, Miguel Álvarez González tomó el camino de la emigración hace más de cuatro décadas. Tras unos primeros años en Brasil, decidió trasladarse hasta Venezuela donde trabajó en la construcción primero, y en el negocio de la venta de coches usados después.

Actualmente, está jubilado y acude con frecuencia a la hermandad gallega, donde estos días también esperan con preocupación noticias sobre su paradero.

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